8.- Primeros recuerdos

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Ron lo miró con los ojos acuosos, con dos lágrimas amenazando con derramarse. – Draco, ¿me das un abrazo?

Sin contestar siquiera, Draco eliminó la poca distancia que les separaba y pasó sus brazos por debajo de los de Ron, uno a la altura de las axilas y el otro cercano a la cintura. Ron pasó sus brazos por encima de los de Draco, uno a la altura de los hombros y el otro cruzando su espalda desde el hombro hasta la cadera contraria.

Al posar la mano en la cadera de Draco, Ron pudo sentir un clic. Como la última pieza de un puzle cuando encaja en su hueco. Pudo sentir que aunque su cabeza no recordaba a Draco, su cuerpo sí lo hacía. Al sentirse en sus brazos, fue como si todos los músculos de Ron dijesen "Por fin. Ha sido un largo viaje, pero ya estamos de nuevo en casa". Ron entendió a su cuerpo, y supo que le estaba pidiendo. Y se dispuso a dárselo. Separó su cara del cuello de Draco y la puso de tal manera que sus narices se rozaban. Acarició la nariz de Draco con la suya propia y lentamente, endemoniadamente despacio, juntó sus labios con los de Draco.

Pese a no recordar haberle besado anteriormente, Ron sintió que llevaba toda su vida esperando por ello; como si hubiese nacido solo para besar esos labios. No sabía cuánto tiempo llevaban besándose, podrían ser minutos o tal vez horas, clavados al suelo por algo comparable a una fuerza magnética.

Cuando la necesidad de respirar se impuso, Draco se apartó ligeramente, sin permitir que Ron se separase más de los dos o tres centímetros necesarios para coger aire; y de inmediato, casi sin tregua, empezó a dar pequeños besos por el rostro de Ron. Ambos aún con los ojos cerrados.

- Cuanto he echado de menos tus labios…. – pese a haberlo susurrado, resonó en la cabeza de Ron en forma de recuerdo.

UN AÑO ANTES

Ambos estaban en la habitación de los niños, cambiándoles los pañales; los niños eran aún unos bebes de tres meses. Su conversación giraba en torno al trabajo de Ron.

- Pero Ron, no puedes estar pensando en incorporarte ya al escuadrón. Aún quedan semanas para que finalice tu permiso por maternidad y además necesitas recuperarte del todo; pásame un pañal limpio – dijo a la vez que extendía la mano para recibir el pañal – Además, no es solo eso; no puedes dejarme solo con dos bebes; al menos no por el momento, ¿Va ese pañal o no?

- A ver, cariño, que no estoy hablando de reincorporarme ahora mismo – contestaba Ron alcanzándole el pañal a Draco – Y al principio solo lo haría a media jornada para que no tengas que ocuparte solo de los bebes – Ron le rodeó la cintura por detrás y apoyó la barbilla en el hombro de Draco mientras este acostaba a Scorp en su cunita al lado de la de Rose que ya estaba adormilada – Amor, no te preocupes tanto – Le hizo girar hasta quedar cara a cara y volvió a rodearle la cintura – Quedan semanas aún, ¿de acuerdo? Pero debemos ir preparándonos y hacer un planning para que nos pille desprevenidos. No me frunzas el ceño, rubio – Ron le dio un toque en la nariz con la suya propia al ver el mohín de desacuerdo de Draco.

- No me seas zalamero, pelirrojo. – gruñó, aunque no consiguió amedrentarle ya que Ron se echó a reír, suavemente, para no molestar a los bebes que estaban medio dormidos.

- Eres un gruñón, pero te quiero igual – dijo con zalamería Ron mientas le atraía hacia sí mismo y pasaba ligeramente los labios por el cuello de Draco. Cuando sintió que se aceleraba su respiración buscó su boca, con calma, despacio, derrochando sensualidad al atrapar su labio inferior con los suyos, pidiendo paso para su lengua, entregándose en un beso que para ambos fue más corto de lo deseado, pues los bebés seguían en sus cunitas medio despiertos-medio dormidos y debían acabar de arroparles.

- Te parecerá una tontería, Ron – dijo Draco al salir de la habitación – pero… - se calló de repente; Ron le incitó a continuar

- No me dejes a medias, cariño, continua.

Recuerdos Perdidos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora