[~CAPITULO 9~]

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13 años

Paz y tranquilidad mental era lo poco que le quedaba a Craig.

Era otro día más en el que Tweek había faltado a clases todo hubiese seguido normal y lo dejaría pasar, pero a sus oídos llego una conversación de Wendy y Stan que lo dejo pensando. Apenas terminaron las clases ignoro a todos y fue directo a la casa del rubio, sentía tristeza, rabia y desesperación durante todo el camino, solo quería llegar y abrazar al chico, ni siquiera sabía que era lo que iba a decir estando frente a él. Sin esperar mucho entro a su habitación, ya se le conocían en aquella casa y era de menos el entrar.

Mientras más sentía la presencia de Tweek, los demás sentimientos se fueron y su enojo se hizo ver. Estaba indignado.

Abrió la puerta con demasiada fuerza, en otros momentos el chiquillo rubio hubiese pegado un gritillo y murmurado muchas cosas que no lograría escuchar por los pocos metros de distancia, sin embargo, ahora lo miro con calma, como si ya supiera lo que vendría o como si siempre lo supo y solo esperaba el momento en su llegada.

- ¡¿Por qué?!- Dijo sin más el azabache- Tanto tiempo y nunca me lo dijiste y ¡¿Por qué!? ¡DIME! - se fue acercando poco a poco al rubio, hasta arrincónalo entre él y la silla frente a su escritorio.

-Craig, relájate y formula bien las preguntas que no logro entenderte- Respondió de lo más tranquilo, algo que antes no podía haber hecho.

- ¡No me digas que me calme! Tú sabes de lo que hablo. Tú sabes...-Fue cayendo hasta quedar arrodillado frente al chico, comenzó a sollozar- ¿por qué?

-No estaba preparado.

-Pero si pudiste decírselo a la maldita de Wendy ¿No? – Tweek estaba a punto de acariciarle el cabello cuando este se paro bruscamente -¡No me toques!

-E-esperaba el momento adecuado para decirte, ella simplemente me intento ay...

- ¿esperabas hasta que estuvieras en tus últimos días o hasta que te salvaras para decirme?

-¡No! Entiende era complicado. Craig, por favor.

Y él simplemente se marcho del lugar sin decir adiós, dejando al rubio llorando.

Cómo es que no se dio cuenta antes, incluso al observar su rostro demacrado, sus inusuales gorros que antes no se atrevía a usar, la poca presencia del chico en la cafetería de sus padres, el desinterés de los profesores en su presencia –como si estos ya hubiesen sido informados de todo-, incluso su habitación que antes estaba repleta de juguetes tirados por todas partes, su escritorio lleno de tazas y otras cosas, ahora casi vació, todo ordenado.

Que estúpido fue yéndose así, cegado por el miedo y el enojo.

Camino a las estrellas [Creek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora