Donde TaeHyung se mete en problemas con el menos indicado para algunos, pero el más indicado para él.
Su alarma sonó, dando un par de manotazos por su cama logró llegar a él y lo apagó. Tomó asiento en su cama, viendo la claridad del día, el cual contagiaba positividad y le daban ganas de saltar y sonreírle a todo el mundo.
Tal vez hasta a JungKook...
Decidió ignorar la erección de todas las mañanas, siempre lo hacía. Jamás se había tocado, por más pensamientos sucios que tenía —con JungKook, por supuesto—; no sabía cómo hacerlo, se sentía culpable, un pervertido y sobre todo, un inexperto que no sabía lo que hacía.
Sabía bien, sus A+ en biología no mentían, que experimentar con su cuerpo era bueno, no sólo para salud, sino para su persona, su integridad; pero no quería hacerlo, le aterraba, es decir, ¿Estaba bien?
Esas preguntas siempre se apoderaban de su mente cuando despertaba y veía aquel problema en sus pantalones otra y otra vez. Pero una ducha tibia y pensar en números, ahora en los libros para JiMin, ayudaban muy bien en calmarlo y darse un ánimo a sí mismo; no había apuro, algún día lo haría, y estaba bien darse su propio tiempo.
Así que con una vestimenta casual, de camiseta, camisa a cuadros holgada encima, jeans y zapatillas cómodas, bajó las escaleras con su bolso ya preparado, dejó un beso en su madre, y en su padre y salió corriendo.
No eran fan de desayunar en casa, prefería el delicioso café que la madre de NamJoon hacía; tenía una magia para cocinar aquella mujer, sin dudas su hijo era quien era.
Antes de todo, dejó un par de cosas en su casillero, y dirigió sus pasos hasta la biblioteca. Adoraba estar ahí a primera hora, pues no sólo estaba vacía, sino que tenía todos los libros disponibles.
Tomó todos los que su fuerza le permitieron, y con tres pilas sobre su mesa, comenzó a leerlos, para saber cuál sería el mejor para ayudar a JiMin. No le pareció raro escuchar voces, pues podía tratarse de profesores o de los miembros del centro estudiantil.
Pero pudo distinguir una melodía... ¿Quién cantaba en la biblioteca?
Se levantó, muy confundido y atraído por el sonido; caminó, el salón era enorme y habían tantos estantes altos, que no le quedaba más que confiar en su capacidad auditiva.
—Everybody wanna steal my girl everybody wanna take her heart away —estaba de pie, firmemente acomodando un par de libros. Se veía sensacional de perfil, con su cabello corto y medianamente castaño, con los auriculares puestos, escuchando a los dioses de One Direction.— Couple billion in the whole wide world. Find another one cause she belongs to me.
Su corazón comenzó a palpitar demasiado fuerte, eso era lo más cerca que había estado de JungKook, dos metros tal vez. Su voz era preciosa, y con One Direction sólo mejoraba las cosas; tenía por seguro una sonrisa de tonto enamorado, y no le importaba; JungKook lo valía.
Se veía tan lindo cantando las líneas de Liam y Louis.
—I know. I know. I know, for sure —cantó inconsciente, totalmente enamorado; perdiendo todos los sentidos y a punto de desmayarse cuando JungKook volteó al sonido de su voz.
El pulso de su corazón haría estallar la máquina, con esos ojos negros y profundos clavándose en él.
No sabía por qué, veía maldad en ellos, y lo supo cuando se echó a correr por el miedo de que un chico alto, fuerte y que se ve profundamente enojado comenzó a perseguirle.
No se imaginó su primer contacto de esa forma. Conocía la biblioteca a la perfección, pero tenía tanto temor, que corría hacia cualquier lado, volteando viendo cómo parecía que su peor pesadilla se acercaba. Usó su cabeza, y se adentró a los pasillos dónde guardaban algunas exhibiciones antiguas y las primeras ediciones. El lugar era un verdadero laberinto. NamJoon incluso escribió una canción inspirado en él.
Finalmente apoyó su espalda contra uno de los muros, jadeando fuertemente; su pecho subía y bajaba. Ya no escuchaba pasos ni a JungKook gritándole que se detenga o que le iba a partir la cabeza.
Bajó la misma tranquilo, procesando lo que acababa de pasar. ¿Jeon JungKook era directioner? ¡Eso lo hacía aún más perfecto! Por más que haya intentado matarlo cuando lo escuchó.
Perdió la noción imaginando a ambos teniendo una cita, mientras escuchaban todos los álbumes, cantaban a todo pulmón y se besaban de la manera más romántica posible.
Demasiada magia como para ser real. Sintió dos fuertes manos tomar su camisa, elevándose rápidamente en el aire y siendo impactado contra el muro en el que estaba. Ahí lo vio, sosteniéndolo, pudo ver la tensión de sus bíceps al levantarlo. Cómo se atrevía a observar como se veía, cuando estaba a punto de morirse?
Ahora sí que era lo más cerca que estuvo de JungKook
—¡Lo siento! įLo siento! ¡No me dejes un moretón, tengo cosas que hacer!—apartó su cabeza, cerrando forzadamente sus ojos. — ¡No voy a decirle a nadie lo juro!
—¡Pues te conviene! —la primera oración que le dirigía.—Podría acabar contigo ahora mismo, pequeño imbécil.
—¡Lo sé, lo sé! Mírame, mírate —no pudo evitar posar sus manos en las de JungKook, buscando que lo baje de una vez.—Pero oye, ¡está bien! One Direction es increble-
—¡Cállate! Vas a mantener tu boca cerrada si no quieres sangrar, ¿entendido?
—Sí, sí —asintió, y un alivio le llegó cuando sus pies tocaron el suelo. —Lo siento.
—Mejor cuídate.
—TaeHyung —dijo, no sabe por qué, estaba actuando de forma tal que JungKook sepa que se sentía profundamente atraído.—Es decir, ni siquiera te impor-
—No hables. TaeHyung-volteó.—Esto nunca pasó.
—Nunca —asintió.
JungKook permaneció viéndolo, sin saber que lo mataba por dentro. Se acercó y arregló su camisa y su cabello. Dejando a TaeHyung sin palabras, luego salió del lugar.
El menor se apoyó contra la pared nuevamente; eso en serio pasó.
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