Sinopsis

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Tras pasarse de copas, Dazai y Chuuya terminan en la casa del suicida, donde sus hormonas comienzan a alterarse y terminan acostándose con el otro.
Meses después se enteran de que esperan un bebé, aún sin ser pareja ni siquiera tener sentimientos por el otro.
Pero, ¿cómo afrontarán su paternidad años más tarde, cuando su hijo se da cuenta de que es rechazado constantemente por sus padres y que éstos se odian?





Adelanto.

Fase uno.
— Estoy embarazado. ¡Me preñaste, idiota! ¿Cómo podré ahora cargar con tu hijo?—. Se quejó avergonzado, y sintiéndose impotente.

— Aborta.

— ¡¡Si lo hago puedo morir!!

— Sólo muere, Chuuya. No me importas ni tú ni ese niño.

Fase dos.

— Dazai-dono. Chuuya tuvo a su bebé recientemente. Debería ir a conocerlo—. Decía Kōyō.

— No quiero. No me interesa ni en lo más mínimo. Odio a ese niño, y odio a Chuuya—. Respondió cortante, mostrándose frío. Preparaba unas armas para su próxima misión.

🖤

— ¡Oye, Dazai! ¡Siquiera carga al mocoso un rato! ¡Estoy harto de él! ¡No deja de llorar!—. Se quejaba Chuuya. Había estado arrullando al niño durante varios minutos, y éste no cesaba su llanto. Dazai sonrió.

— ¡No lo haré, Chuuya! ¡No me hagas responsable de tu embriaguez!—. Caminó hacia la puerta.

— ¡¡Oye, pero tú también estabas..!!

— ¡Adiós, Chuuya!

Fase tres.

— Sólo tienes que ser paciente para enseñarle a caminar—. Animó Kōyō, enseñando al niño a caminar. Chuuya sólo la observaba desde un sofá.

— ¡¡Nunca podría hacer eso!! ¡¡Es aburrido!!—. Cruzó sus brazos, alejándose del lugar.

🖤

— Él es tu papá, dí "papá"—. Enseñaba Kōyō, señalando a Dazai quien estaba cenando en el comedor.

— Pa-—. Pronunció.

— ¡Muy bien! Ahora dí "mamá".

— Ma-—. Imitó.

— ¡¡¡¿Ehhh?!!! ¡¡¡Yo no soy ninguna mamá!!!—. Se quejó. Dazai rió, por la desgracia de Chuuya de ser "la mamá".

— Nació de tí ¿No? Eres la mamá, Chuuya—. Dijo Dazai con burla. — Kōyō-san, no quiero que ese niño me llame papá, es tan molesto.

Fase cuatro y actual.

Fumiya ya tenía cuatro años de edad y conocía perfectamente a sus progenitores.

— Papá—. Jaló de la gabardina negra del de vendaje, mirando hacia arriba.

— ¿Uh?

— Tengo hambre—. Pidió, al ver que Dazai comía deliciosos bocadillos. El vendado sonrió y dejó caer una galleta, que se partió en pedazos.

— Por mí, come tierra, estúpido mocoso—. Dijo.

Fumiya se agachó a recoger las partes de la galleta que habían caído al suelo. Iba a meterlas a su boca cuando...

— Fumiya, deja eso. Te compraré unas galletas. Ven conmigo—. Dijo Chuuya con frialdad, tomando una de las manos del niño.

— ¡Mami!—. Se alegró al verlo.

— Cállate o no te llevaré a ningún lado—. Amenazó.

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