¿CONVIVENCIA FAMILIAR?

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Mori había obligado a Dazai y Chuuya a casarse, para así darle ambos apellidos a Fumiya, y darle derechos a Dazai sobre Chuuya y el niño, aunque no estuviera interesado en ninguno.

El pequeño Fumiya, era el único de su clase en tener un color de cabello peculiar. Además de heredar los ojos azules de Chuuya, había heredado el pelirrojo de su cabello, pero tenía mechones castaños como el color de cabello de Dazai. Al nunca ir sus padres por él al jardín de niños, era víctima de burlas de parte de los otros niños cuyos padres sí se preocupaban por ellos.

Se encontraba en el preescolar (jardín de niños), terminando su última actividad del día: un dibujo sobre su familia, pues al día siguiente tendrían convivencia familiar y debían ir sus padres a jugar con él.

Fumiya-kun, ¿ya terminaste?—. Preguntó la maestra, mirando el dibujo del niño.

Ya casi—. Contestó concentrado, pintando la última parte.

No olvides que mañana hay convivencia familiar. Tus padres tienen que venir para hacer las actividades y juegos contigo—. Dijo la maestra, alejándose del menor y saliendo del aula.

"¿Mis papás vendrán?".

Se preguntó en mente, ni siquiera él creía que Chuuya y Dazai fueran capaces de asistir a esa convivencia, pues nunca lo habían recogido de la escuela antes, era Kōyō quien lo llevaba y traía desde casa (Port Mafia) hasta el preescolar.

Los papás de Fumiya-kun no van a venir porque no lo quieren—. Dijo una niña más alta que el pelired-brown (N/A RECORDAR EL COLOR DE SU CABELLO).

¡Es cierto! ¡No lo quieren!

¡No lo quieren!

Los demás niños se reunían a su alrededor, gritando la misma frase para molestarlo. Le arrebataron su dibujo y se reían de él. Fumiya podía usar su poder pero tenía prohibido revelar ser dotado frente a niños no dotados, además de que dicho poder podría dañar a los niños y maestros. Se levantó de su pupitre y apretó los puños.

¡¡Sí me quieren!!—. Gritó evitando las lágrimas.
¡¡Mis papás me quieren mucho!!—. Dijo. Se mentía a sí mismo.

Entonces mañana van a venir para conocerlos—. Dijo la niña con burla, jalando el cabello del ojiazul y tirándolo al suelo.

♦♦♦

Minutos más tarde, en el edificio de la Port Mafia...

Mori, Dazai, Akutagawa, Gin, Higuchi y Chuuya, se encontraban comiendo en la gran mesa del comedor. Kōyō recién llegaba del preescolar con Fumiya. El niño dejó sus zapatos en la entrada, al igual que la pelirroja, y corrió hacia Chuuya.

¡¡Mami Chuuya!!—. Gritó energético, feliz de verlo.

Se sentó al lado del pelirrojo aún cuando nadie le prestaba atención, como si no hubieran sabido de su llegada.

¿M-Mami? ¿Estás enojado?—. Preguntó temeroso. Su estómago le estaba pidiendo comida y nadie parecía querer ofrecerle.

Chuuya se limpió con una servilleta, y acomodó sus palillos de madera sobre un descansador de palillos.

No. ¿Qué es lo que quieres?—. Preguntó cortante.

T-Tengo hambre...—. Respondió con un poco de miedo. El silencio de los demás le causaba pánico.

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