Papá Dazai Es Muy Duro

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Había transcurrido un mes desde que la Port Mafia se había trasladado al edificio de la Agencia Armada. Mori aún no había conseguido un lugar dónde asentarse con sus subordinados, por lo que y por falta de habitaciones, juntó en parejas o grupos de tres a sus subordinados para compartir habitaciones.

Chuuya y Dazai estaban obligados a compartir habitación al ser una pareja casada. Fumiya estaba ahí también.

El castaño y el niño dormían tranquilamente, en una misma cama los tres. Chuuya los observaba con el resplandor de la Luna, aunque odiaba a Dazai, lo admitía, se miraban lindos padre e hijo juntos, dormidos y sin causar problemas.

"Dazai es un buen partido... Y yo estoy casado con él... Es el padre de mi hijo..."

Pensaba con cariño. Sonreía.

"¡¡¿Pero qué estupideces estoy pensando?!! ¡¡Dazai no me puede agradar de esa manera, él es un idiota horrible!!"

Negaba en sus pensamientos.

Horas mas tarde, Dazai era el único despierto. La razón por la que había despertado era por los inquietantes movimientos que Chuuya hacía al otro lado de la cama, al lado de Fumiya. El pelirrojo estaba temblando y parecía estar sufriendo en sus sueños, sudaba.

¿Chuuya?—. Ese comportamiento anormal llamó su atención.

Se levantó de la cama y fue al otro lado a ver a su compañero. Tocó su frente y estaba ardiendo en fiebre, además, Chuuya parecía tocarse una parte baja de su abdomen, como si le doliera mucho.

— Chuuya—. Lo llamó, moviéndolo levemente para despertarlo.

— D-Dazai... Me duele mucho aquí...—. Dijo soñoliento. Hacía gestos de dolor.

El castaño lo levantó en brazos cuidadosamente para salir con él de la habitación y usar los elevadores para bajar a la primera planta e ir a un hospital.

— D-Duele mucho...Dazai...—. Murmuraba sin abrir sus ojos.

Dazai lo recostó sobre el asiento trasero de un auto que tomó de Mori. Miró que el pelirrojo estaba sangrando por debajo, y se miraba mucho más débil que antes. Chuuya quedó inconsciente.

— ¡Chuuya!—. Lo llamaba desde el asiento del conductor.

Se atrevería a conducir por segunda vez y la primera no le había ido muy bien. Pero no le importaba, lo primordial era llegar al hospital y averiguar qué es lo que tenía Chuuya, y posteriormente rescatarlo.

— ¡¡Chuuuyaaaa!! ¡¡No puedes morir!! ¡¡En un momento llegaremos al hospital!! ¡¡Sólo resiste un poco más, Chuuya!!

Decía desesperado. Conducía algo mal, pero afortunadamente lograba esquivar los pocos autos que había a esas horas de la madrugada.

Finalmente llegó al hospital. Cargó al desangrado pelirrojo rápidamente adentrándose al lugar, hasta que fue atendido por médicos de urgencias.

— ¿Qué es lo que tiene?—. Preguntó una enfermera.

— No lo sé. Estaba temblando, se desangra, creo que le duele por ahí—. Señaló.

Chuuya fue trasladado hasta la sala de urgencias donde era atendido. Había perdido mucha sangre y los médicos estaban preocupados por ello. Le habían puesto sangre de su mismo grupo sanguíneo pero no respondía. Parecía estar muerto, un muerto que respiraba y tenía ritmo cardíaco.

— Dazai-san—. Dijo un médico saliendo de urgencias.

Dazai se levantó del sofá en la sala de espera y se acercó a él. Por el rostro del médico podía saber que algo no andaba bien y eso le preocupaba.

— ¿Qué ocurre? ¿Chuuya está muy mal?

— Nakahara-san está delicado. Su estado es similar al del coma, no responde a nada, es como si estuviera muerto y no sabemos si algún día despertará—. Informó con seriedad.
— El joven recibió un golpe demasiado fuerte en la zona baja del abdomen. Ese golpe desató un coágulo muy peligroso que está perjudicando al bebé y sobre todo al joven. Si usted conoce al otro padre del bebé de Nakahara, ¿podría llamarle para decirle de la condición de ambos?

— Espere, ¿usted dijo "bebé"? ¿Chuuya está esperando un bebé?—. Cuestionaba confundido. Se suponía que esa dosis de aquella vez tendría efecto cinco años y aún no pasaban.

— Sí, ¿podría comunicarme con el padre?—. Insistió, sin querer dar información adicional.

— Y-Yo, doctor...

Entonces, desafortunadamente tenemos que sacar al niño. Lo siento mucho.

— N-No es problema. Haga lo que salve a Chuuya...

♦♦♦

Horas más tarde...

Dazai no podía quedarse en el hospital, pero el médico le había dicho llamarle en caso de que Chuuya empeorara, mejorara o en el peor de los casos, muriera.

Se preparaba para salir de su habitación a un día más de trabajo, si es que lo había, o simplemente iría a molestar a los Detectives de la Agencia Armada y jugar a ser uno de ellos.

— ¿Y mami?—. Preguntó Fumiya. Recién despertaba. Tallaba sus ojos con sus puños para ver mejor.

Dazai se terminaba de vestir.

— Chuuya está en el hospital—. Respondió fríamente.

— ¡¿Eh?! ¿Qué le pasó a mamá? ¡Él estaba bien! ¿Cuándo se hizo daño?—. Cuestionaba, dejando salir lágrimas de sus ojos.

El castaño se acercó a él y lo puso de pie sobre la cama. Apartó los cabellos del niño de su cara y lo miraba sin demostrar ningún sentimiento.

— ¿Papá?

— Chuuya puede morir, Fumiya. Si Chuuya muere, tienes que aprender a andar solo por la vida—. Dijo con crueldad. El niño soltó el llanto y abrazó al vendado, quien se resistía a corresponder sólo por orgullo.

¡No papi! ¡No quiero que mamá muera! ¡No quiero estar solo!—. Decía entre llantos, aferrándose al abrazo.

— Bien. Si no quieres estar solo, podrías quedarte conmigo, y lo harás mientras Chuuya se recupera, si es que sale vivo del hospital...—. Separó al niño de él y lo bajó de la cama.
— Ahora, quítate ese pijama y vístete de negro. Debemos salir a las labores—. Ordenó.

Sí. ¡Gracias papá!—. Lo abrazó de una de sus piernas.
— ¡Por quedarte conmigo!

No es lo mejor del mundo, además, es mi obligación cargar contigo aunque no quiera—. Contestó estrictamente.
— No lo malinterpretes, no es porque te quiera o algo parecido, lo hago por Chuuya.

— Si lo haces por mi mamá, ¿entonces lo quieres a él?—. Preguntó con emoción. Dazai sonrió y se alejó de él, escondiendo sus manos en sus bolsillos.

— No responderé a esa pregunta.

— ¡Entonces sí lo quieres!

— Sólo guarda silencio y apresúrate, tenemos que irnos.

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