La Port Mafia Es Primero

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Habían pasado un mes en familia. Un mes que creían que iba a mejorar la situación, cuando todo era una relación amor-odio-perro-esclavo. Y en cuanto a Fumiya, había vuelto todo a como era al principio, rechazado como en sus tiempos de bebé, y esta vez, por ambos.

Chuuya y Dazai sentían un poco de amor por el otro, pero ninguno se rebajaría y humillaría ante el otro diciéndoselo y siendo rechazado burlonamente. Tampoco se permitirían humillarse al tratar bien a su hijo, pues significaría para el otro que ha comenzado a amarlo, y era lo que no querían demostrar.

Chuuya hacía sus maletas para regresar a la Port Mafia una vez se recuperó. Planeaba dejar a Fumiya con Dazai, quizás, estando solos lo trataría de una manera distinta y como un verdadero padre, o eso es lo que creía.

Por su parte, Dazai había aprobado recientemente la prueba de ingreso para trabajar en la Agencia Armada de Detectives, y dedicarse a hacer el bien, un bien que con su hijo, estando Chuuya presente, no podía hacer.

Mami, ¿a dónde vamos a ir?-. Preguntó curioso, al ver que el pelirrojo hacía las maletas.

- Me iré a la Port Mafia, Fumiya. Pero tú no irás. Te quedarás con Dazai, estarás mejor del lado de los Detectives-. Respondió con frialdad. Cerraba la maleta.

- Pero...-. Sus ojos comenzaban a sacar lágrimas y sus mejillas se volvían rosadas.

- Sin peros, Fumiya. Si Chuuya se quiere ir, deja que se vaya. No lo necesitamos-. Opinó el de vendas.

- ¡Yo sí necesito a mi mamá! ¡Yo sé que no se quieren, ni me quieren a mí pero, los necesito a los dos! ¡Yo sí los quiero!-. Sollozaba. Iba a abrazar a Chuuya pero éste se lo impidió.
- ¿Mamá?

Ahora se acercó a Dazai, quien le inyectó algo para dormirlo al instante y lo dejó sobre el suelo.

- Chuuya. Mi perro, mi esclavo Chuuya-. Decía con una sonrisa, aproximándose al pelirrojo.
- ¿Por qué no te vas con los Detectives? ¿Qué ganas estando en la mafia? ¿Lo haces sólo por estar en mi contra?-. Sacaba a propósito la ropa de Chuuya de las maletas, estirándola y échandoles un vistazo.

- ¡¡¡DAME ESO, DAZAI!!-. Arrebató algunas de sus prendas.

- ¿Por qué sigues fingiendo no querer al perro solitario de tu hijo? ¿Es para no demostrar que me amas? ¿Crees que estando yo solo con esa basura de Fumiya, lo voy a tratar bien?

Recibió una bofetada de parte del de sombrero, quien también lo tiró al suelo y se posicionó sobre él, intentando ahorcarlo o asfixiarlo con algún cojín del sofá.

- ¡¡¡¿CÓMO TE ATREVES A LLAMAR PERRO Y BASURA A TU HIJO, IDIOTA DE MIERDA?!!! ¡¡¡SI LO DEJO CONTIGO ES PORQUE QUIERO QUE APRENDAS A SER RESPONSABLE COMO PADRE, DAZAI!!! ¡¡¡Y LO TIENES QUE TRATAR BIEN PORQUE ESE NIÑO CONFÍA EN TI!!!

Dazai sonrió, quitándose al pelirrojo de encima y dejándolo en la parte de abajo. Acercó su oído al pecho de Chuuya para escuchar traviesa y burlonamente su corazón alterado por tantos gritos.

- Si te vas, voy a suicidarme frente al niño y ese trauma jamás se le quitará. Tú decides Chuuya. Sé que me amas y amas mucho más a Fumiya-kun-. Susurraba en su oído, incomodándolo.

- ¡S-Sólo bájate, eres pesado!-. Se quejó. - ¡¡Te voy a matar antes de que puedas cometer suicidio!! ¡¡¡AHORA MISMO TE VOY A MATAR!!!

- No lo harás, porque Fumiya-kun acaba de despertar y en este momento nos está mirando-. Dijo confiado. Señalaba al niño.

Se levantó y dejó a Chuuya recostado sobre el suelo, muriendo de coraje. Fumiya se acercaba gateando hacia ellos, como si de un bebé se tratara. Le preocupaba la manera en que su padre había "aplastado" a Chuuya en el suelo.

- Mami...-. Se sentó al lado del pelirrojo, mirando su molesto rostro. - ¿Estás bien?

Sólo obtuvo un gruñido de Chuuya.

- ¡Chuuuuuyaaaaaa! ¡Si sigues así, jamás tendremos una oportunidad de ser una familia unida!-. Comentó el castaño con un tono de voz juguetón. Se acercó a Fumiya, y lo sentó sobre su regazo, aún estando en el suelo.

- ¡¡¡NADIE QUIERE UNA FAMILIA UNIDA!!!-. Contestó furioso, sentándose repentinamente.

- Yo sí...-. Dijo el niño, iniciando su nuevo llanto.
- ¿Por qué no pueden quererse, mami, papi? ¿Por qué no pueden quererme a mí? ¿La cigüeña debió tirarme como a mí hermanito?

La pareja Soukoku se tranquilizó de sus discusiones. Dazai recargaba a Fumiya en su pecho, sintiendo sus cabellos en su barbilla, y acariciando delicadamente la espalda y cabeza del menor, consolándolo.

- Chuuya... Debemos intentarlo una vez más. No vayas a la Port Mafia. Sólo sé... Una madre para Fumiya-kun... No importa si ya no trabajas en ningún otro lugar, yo puedo traer el dinero a casa para tí y para...nuestro Fumiya...-. Besó una mejilla de su hijo y lo abrazó más.

Chuuya estaba confundido y apenas podía creer en las palabras de Dazai.

- Chuuya. Yo amo a este niño, porque te amo a tí.

El mencionado se sonrojó al instante, volteando hacia otro lado para evitar ser visto por Dazai. Le avergonzaba ser tan débil a las palabras lindas de parte de ese suicida, se suponía que se odiaban y se deseaban lo peor. ¿Por qué Dazai está en un nuevo plan esta vez?

- P-Pero... Yo te odio-. Dijo sin demostrarlo. Su sonrojo lo delataba.

- Sí, te creo-. Sonrió tiernamente, como nunca lo había hecho.
- Digamos que también te odio, Chuuya. Te odio por ser la persona que no quiero tener lejos, por ser el preferido de Fumiya, por querer abandonarme con él. Por eso te odio, Chuuya.

Fumiya se quedaba dormido en los brazos y pecho de su padre, aún con los efectos de la inyección anterior.

- ¿T-Tú... Hablas enserio?-. Dejó de guardar las prendas que Dazai había sacado de su maleta, y se dispuso a escuchar más.

- Claro. Esta vez no estoy mintiendo. Ven aquí, Chuuya. Quiero gozar de mi propia familia que accidentalmente creamos.

- S-Sí...




Este Wattpad me mueve los guiones, los pongo largos y los corta >:v ya me tiene muy molesta!!!!!

SOUKOKUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora