¡Caída!

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Fuimos uno sin poder recordarlo, pues memorias no quedaron después de los ocurrido.

El vacío existente no ocupaba más dolor que el que llenaba la resignación; aquello que sabíamos era sólo una singular jugarreta de infantes, pues costó la inestabilidad emocional que conlleva a la pérdida de nuestros corazones.

Cuando tuvimos aquello que tanto quisimos, lo desaprovechamos todo; ahora que todo se ha perdido, lloramos bajo la apabullante miseria en la que caímos. Nuestra razón no se esclarece con sólo la primera palabra que se nos cruza o decimos, tampoco la cordura cede de primera cuando nos creemos sobrios esencia.

Es necesario huir de lo que nos aflige para ir tras lo que nos regocija.

Queremos ser infinidad de entes, pero eso no es nada comparado a lo que es la vida, pues somos un basto e insignificante suspiro de ella.

Es bastarda la mera claridad con la que miramos nuestro panorama; lealtad embustera, ingenuo el yo, perdido ante lo que seremos, lo que fuimos y lo que ahora somos.

No vale más el cielo que la tierra; pues la tierra es la mera liberación de lo que nos esclaviza y el cielo es el mal opresor disfrazado de sueños. Puede ser al contrario no lo sabemos.

Cada quien vive con la mentira que menos le duele.

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⏰ Última actualización: Nov 16, 2020 ⏰

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