Los meses de Halle

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Los meses de Halle

Primer mes de Halle

Camino de un lado a otro por la habitación mientras Halle continúa llorando. Mis ojos se sienten pesados y cansados, la mezo continuamente pero ella solo llora más fuerte.

Hacerse cargo de un bebé tan pequeño no es fácil.

Camino hacia Kaethennis, ella ha de estar mucho más agotada que yo, me siento a su lado mientras Halle llora un poco más bajo, pero no deja de quejarse. El reloj en la pequeña mesita de noche anuncia que son las dos de la madrugada.

—Nena…—llamo a Kaethennis acariciando con una de mis manos su rostro, ella se mueve un poco—Kae, despierta.

Ella abre lentamente sus ojos mientras bosteza, ríe cuando lo primero que ve es el rostro de Halle llorando frente a ella, lo hice adrede. Se incorpora lentamente ubicando su espalda contra la cabecera de la cama, baja uno de los tirantes de su camisón y saca uno de sus pechos, como extraño yo también poner mi boca en ellos.

Toma a Halle y rápidamente ella comienza a succionar, Kae hace una mueca, siempre señala el hecho de que nuestros hijos son sanguijuelas con sus pechos, no los culpo, son unos muy buenos pechos.

—Tiene realmente hambre ¿lleva mucho tiempo despierta?

—Algo, al principio solo estuvo despierta, camine un poco con ella pero luego comenzó a llorar—respondo bostezando un poco.

—Ven y acuéstate, duerme un poco, yo me hago cargo—dice sonriendo un poco.

—Tu estas más cansada, deja que te ayude a sacarle los gases, no te preocupes.

—Pero…

—Pero nada, luego de darle de comer vas a dormir, tienes que descansar.

Cuando Halle deja de comer, la tomo y camino mientras saco sus gases, realmente no lleva mucho tiempo para que Kaethennis se duerma.

Beso la cabeza de mi hija y murmuro una canción mientras la siento liberar los molestos gases, ella hace un pequeño sonido y sonrío.

La amo.

***

—No puedes ir al kínder con converse—digo por enésima vez a Harry Daniel, él me frunce el ceño y deja que coloque los clásicos zapatos negros en sus pequeños pies—no me mires de ese modo, son reglas de la escuela.

—No quiero.

—Bueno, estoy seguro que después de que te adaptes te gustará—aseguro viendo sus alborotados rulos—bueno, ese cabello desde luego no tiene sentido que se peine, es un cabello rebelde. ¡Kaethennis!

—¿Qué?—pregunta asomándose en la puerta de la habitación, sonríe ante la imagen de nuestro hijo en su uniforme.

—¿Qué hacemos con los rulos?

—Pues nada, lo hacen ser adorable ¡No voy a cortarlos!

—Sé que no lo harás—ruedo mis ojos—¿Qué pasa si contrae piojos?

—¿pijos?—pregunta él con curiosidad haciéndome sonreír ante la palabra.

—No agarrará piojos—asegura Kaethennis al tiempo que se escucha un estruendoso llanto.

—Hade—nos dice el pequeño Jefferson con una sonrisa.

Kaethennis ríe y sale en busca de la bebé que llora. Paso una mano por la camisa de Harry Daniel y sonrío.

Escenas Extras de H de HarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora