Capítulo 4

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DRACO

Era difícil no mirarla.

Volcada de lleno en la poción, alternaba la vista entre el caldero y el libro, tarareando de cuando en cuando una canción. A veces se ponía a discutir con Potter y cuando se giraba y su perfume me llegaba en pequeñas cantidades, tenía que hacer un esfuerzo sobrehumano para no enloquecer con aquel sentimiento que me palpitaba por debajo de la piel. Me costaba demasiado no verla como la chica que quería, sino como una alumna más que tenía sus propios amigos y que no solo me ignoraba como a un zapato viejo, también ignoraba que una parte de ella vivía dentro de mí.

Me arrepentía una y mil veces de lo que había hecho cada vez que oía su nombre en boca de Granger o el Weasley, para luego dejar de lado ese pensamiento grabándome a fuego en la mente que "había sido lo mejor".

Zabini intentaba hacer cualquier cosa para que desviara la atención de Nathalie. Decía comentarios de lo más estúpidos solo para que me riera y se dedicaba a criticar al Elegido en cada cosa que hacía para que le acompañara.

- ¿Has visto a Parkinson? Creo que lleva sin follar como dos años - bromeaba - La he rozado antes la mano y por poco no se me lanza aquí mismo.

La verdad es que su ingenio estaba ya por explotar, porque me costaba hasta reírme. Intenté centrarme en elaborar la poción como se pedía, pues la verdad era que un poco de esa suerte líquida podría hacerme mucho más fácil mis dos misiones, pero estaba claro que no era mi día. No había ni empezado con ellas y ya notaba la presión taladrando mi cuerpo y mi mente a partes iguales.

- ¿Cómo lo haces? - oí su voz entre los otros tonos de la sala.

Levanté la mirada para verla una vez más. Tenía el pelo increspado por los vapores de todos los calderos y se lo intentaba arreglar con las dos manos inútilmente. Se exasperó y dejó entonces de prestarle atención a su estética para volver con la misión del día. Ni siquiera intenté disimularlo, la forma que tenía de sonrojarse al sonreír o cómo se le curvaba el labio cuando se concentraba demasiado llenaba un poco el vacío que había empezado a sentir desde aquello, desde el principio de mi historia y el final de la suya. No era mi culpa, ni la de nadie, que tuviera el defecto involuntario de ser mi debilidad.

La clase acabó con la entrega de la poción al jodido Potter, que babeaba como un perro ante la visión de la pequeña botella dorada. Nadie se explicaba cómo había podido hacerlo, aunque a mí se me ocurrían un par de cosas que podían satisfacer al profesor en un ratito después de clase. El viejo parecía quererle como los padres que no tenía.

Salí antes que nadie del aula, pues me conocía demasiado bien y sabía que mi cuerpo era capaz de traicionarme quedándose un rato más de lo debido para respirar el canela de su pelo. Blaise me seguía sin decir una palabra y así ambos llegamos al comedor.

- Voy a ir a echar hoy un vistazo - le conté al moreno en medio de la comida.

- ¿Necesitas ayuda?

- De momento solo es mirar. No voy a intentar nada, pero preferiría que te quedaras vigilando solo para ver si pasa mucha gente.

Había decidido que si quería éxito al menos en una de las misiones, debía empezar cuanto antes. De momento quería comprobar únicamente dónde estaba la sala y si verdaderamente el armario se encontraba allí. Eso era lo primero.

Comimos rápido para que la posibilidad de toparnos con gente disminuyera considerablemente. Y lo hizo. No encontrarnos a nadie en el séptimo piso, por lo que me fue fácil y sencillo hacer que apareciera la puerta.

La sala parecía incluso mayor de lo que me había imaginado. Era tan grande que ni siquiera podía llegar a ver el fondo, que se perdía a lo lejos rodeado de objetos de todas las clases. Había muebles de colores oscuros, joyas nunca vistas colgadas de percheros, sombreros, capas, plumas, espejos, bolas de cristal, escobas partidas a la mitad, libros polvorientos, una montaña de sillas que más valía no tocar, todo con una fina capa de polvo blanco que dejaba claro su prolongado desuso. Parecía el cobertizo de una persona con serios problemas mentales. Me paseé por entre las filas de mierda acumulada buscando mi objetivo. Aquí podría haber casi cualquier cosa, era el gran legado de objetos perdidos que Hogwarts acumulaba cada año, muchos de los cuales tendrían tantos años como el colegio.

Si decides querer (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora