XIV

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Asentí ante las palabras de Yoonmi sin despegar la mirada de mi teléfono. En realidad no le había prestado mucha atención, pero estaba seguro de que no era algo muy importante.
Sentí la paz invadirme cuando por fin se quedó en silencio y se entretuvo mirando su teléfono, con la cabeza recostada sobre mi hombro y los pies recogidos en el sofá.

Ahora mismo sólo tenía ganas de despedirme e irme de ese sofocante lugar, pero le había prometido que no la dejaría sola y me quedaría hasta que su madre volviera del trabajo.
Por alguna razón, estaba rezándole a todos los Dioses que el tiempo empezara a pasar más rapido y me dieran fuerzas para no odiar a Yoonmi.

Me mantuve en silencio, observando la pantalla apagada de la televisión en frente de mi.
Aún era difícil explicarme a mi mismo cómo había llegado a esta situación, donde tenía que mentirle a todo el mundo y vivir exigiendome sentir algo que no siento.
Si bien lo estaba haciendo por el bien de Sooyoung, sólo me estaba causando dolor y arrepentimientos a mi mismo.
Y ni hablar de las personas que había arrastrado conmigo a este lío, con quienes había terminado siendo un idiota desagradecido incapáz de pedir perdón, cómo con Minho.

Resoplé frustrado. ¿Por qué todo era tan difícil?

— Yoonmi

— ¿Mh? — se incorporó en el sofá, observándome con el rostro somnoliento y el maquillaje regado. Probablemente no había dormido en días, y eso me hacía sentir aún peor.

— ¿Por qué yo?

— ¿De qué hablas?

— ¿Por qué tengo que ser yo de tantos chicos que hay? — murmuré intentando no sonar muy molesto — ¿Crees que soy alguien fácil porque tienes algo con qué amenazarme?

Por un momento pensé que se echaría a llorar al ver sus ojos brillar. Quizás no era el momento para preguntarle este tipo cosas, se veía enferma, destrozada, afligida y delgada. Lo último que quería era empeorar su situación, pero, yo también estaba sintiéndome así, y al menos quería ser egoísta por un segundo, aún sabiendo que mis palabras no cambiarían su opinión.

— No — murmuró — Es porque te amo.

— No me amas, Yoonmi. Sólo necesitas sentir que alguien te ama, pero yo no lo hago.

— Pero lo harás — animó soltando la primera lágrima de sus ojos, junto a una sonrisa triste. Se enganchó a mi brazo, escondiendo su rostro en mi pecho.

— No, Yoon. — intenté alejarla un poco de mi, pero ella forcejeó — Las cosas no funcionan así. Que me obligues a hacer esto sólo terminará causando que te odie. Y créeme que no quiero odiar a alguien, y menos a ti.

Sentí mi camiseta empañarse con sus lágrimas, pero esta vez no me esforcé en separarla, sólo la dejé llorar ahí en silencio, rogando porque detuviera su egoísmo por un momento e intentara ponerse en mi posición.

Pero sabía que eso no pasaría, estaba obsesionada, nada la haría cambiar su parecer.

— Es por ella, ¿verdad?

— ¿Qué...?

— Sooyoung. — se separó de mi, observándome con furia y dolor, el rostro lleno de lágrimas y las uñas tallándole las palmas de las manos.

Viré los ojos estresado y tomé mi mochila del suelo, dispuesto a irme sin importarme qué le habría prometido antes.
Simplemente estaba harto de escuchar lo mismo.
Era suficiente tener que escuchar a Soobin con la misma estupidez todo el tiempo, y claro, lo soportaba sólo porque no quería ser cruel con él.

sky | 𝘣𝘦𝘰𝘮𝘨𝘺𝘶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora