Todo el mundo adora a Natalia

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El día de antes

Como todos los santos días voy a toda prisa e intentando esquivar a la mayor gente posible para intentar llegar a tiempo a buscar a mi hermana pequeña Marina.

¿Qué por qué voy con tanta prisa? porque salgo de la Universidad y mi hermana pequeña sale veinte minutos más tarde que yo, pero claro, vivir en Madrid es lo que tiene y no todo puede ser tan bonito. En metro tardo en llegar hasta el colegio de mi hermana unos diez minutos, eso si el metro llega justamente cuando llego yo, caso que hoy no había pasado y por eso me encontraba corriendo todo lo que mi pequeño cuerpo me permitía.

Minutos después llego a mi destino, creo que pocas veces he corrido tanto, pero ha merecido la pena porque he llegado dos minutos antes de que saliera mi hermana, no me gusta nada llegar tarde a los sitios y mucho menos si mi hermana pequeña se queda sola.

Estoy intentando recuperar la respiración cuando noto un cuerpecito abrazándome, yo inmediatamente sonrío, estaba tan cansada por haber corrido tanto que no he sido nada consciente de que ya era la hora y que todos han ido saliendo poco a poco, incluida mi hermana.

- Hola Mini — le digo mientras me pongo de cuclillas para estar a su altura y así poder darnos un abrazo en condiciones, como a ella le gusta darme —.

- Tata, no me has visto llegar — dice riéndose —.

- La verdad es que no peque, menos mal que me has visto tú — le digo con una sonrisa mientras me voy poniendo en pie —. ¿Qué tal en el cole cariño? ¿te lo has pasado bien?

- Si, me lo he pasado genial — dice súper contenta —. He estado jugando con Pablo y Marilia, Pablo nos ha enseñado un juego nuevo y se lo quiero enseñar a Nat, que hoy viene, por fin — dice esto último mientras da palmas —.

¿Por qué a todo el mundo le cae tan bien esa persona? es que no lo entiendo de verdad, menos mal que ya no vivo con mis padres porque verla casi todos los días... no gracias, no nos aguantamos ninguna de las dos y se nota muchísimo en el ambiente, por eso siempre intento ir cuando sé perfectamente que no está, cuanto menos nos veamos mejor.

- Que bien — digo con una sonrisa forzada —.

- Nat es la mejor niñera del mundo mundial.

¿Se puede callar un mes? siempre con Natalia en la boca, que dolor de cabeza me está entrando ya y todavía me queda mucho por aguantar.

¿En qué momento se me ocurrió que era buena idea comer todos los días entre semana en casa de mis padres? en fin, tendré que poner buena cara y ya está, como siempre.

Unos quince minutos después llegamos a casa, menos mal que mi hermana se ha portado y no ha dicho nada más de Natalia.

- Hola chicas — dice mi madre mientras sale de la cocina porque ha escuchado que hemos llegado —.

- Hola mamá — le digo mientras me acerco a ella para darle un beso en la mejilla —. Mini vamos al baño a lavarte las manos — grito para que mi hermana me escuche porque ni idea de dónde se ha mentido —.

No puede estar ni un minuto quieta, que pesadilla de verdad.






Estamos ya comiendo y en los pocos minutos que llevamos mi hermana y yo ya hemos hablado de la mañana que hemos tenido cada una, obviamente la de mi hermana ha sido más divertida, la mía ha consistido en clases aburridas y algún trabajo, como siempre.

Estamos terminando ya de comer cuando mi madre me hace una pregunta que consigue que se fastidie toda la tranquilidad que había en ese momento.

- Alba, ¿por qué nunca estás cuando viene Natalia? si es una chica súper maja, seguro que os llevaríais bien.

Cartas para AlbaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora