Capítulo III

292 39 10
                                    

Naturaleza 


Ari abrió la puerta del departamento y terminó apoyando la espalda contra la lisa superficie de madera. Desde que el capitán López se marchara empezó a sentirse sumamente intranquilo y en una guerra incansable con su lobo que le pedía ir tras el capitán López. Durante el día entero se las arregló para ignorar por completo esa incomodidad. 

Ese animal dentro de él debía estar loco. Aunque, en el fondo, se sentía mal por cómo había terminado las cosas. 

Pero aún con ello, no dejaba de pensar que había hecho lo correcto. Ese hombre y sus niños necesitaban dejar ir para empezar a sanar. 

Ari suspiró. Podía sentir a su lobo golpeteando en su pecho.

―¿Ari? ―Caminó hacia la cocina donde vio a su amiga que estaba terminando de cocinar ―. Ayer no llegaste y hoy te fuiste demasiado temprano. 

―Si, empecé a investigar un caso ―o más o menos, pensó ―, el capitán con el que me asignaron me llevó a la escena del crimen en el avión de la agencia y todo. 

―Eso es genial, Ari. Entonces me ahorro la pregunta de cómo te fue en tu primer día. Se nota que genial ―Carlota le sirvió un generoso plato con pasta de camarones, pero Ari lo apartó. No estaba muy apetente. 

―No realmente ―le dijo y su amiga frunció el rostro.

―¿Qué? ¿Por qué? ―Carlota se sentó frente a él y dejó la cena de lado para servirle una copa con vino blanco que Ari si aceptó. Necesitaba algo así.

―Digamos que tuve un desacuerdo con el capitán. Él creía que se podía burlar de mí con fantasías absurdas y yo decidí ponerle punto final a eso y al sufrimiento de una familia ―Ari recordó la cara del capitán López al salir del despacho y un mal sabor de boca empezó a subir por su garganta a la par que su lobo se despertaba para buscar incesantemente un aroma desconocido. Su lobo realmente lo tenía desesperado. Tenía que parar. 

―¿Quién es tu capitán? ―La pregunta de Carlota sólo hizo escocer al lobo que estaba debajo de su piel. 

―Cuauhtémoc López ―Carlota pintó una cara de sorpresa ―. ¿Qué? ¿Lo conoces? 

―No, o sea, sí pero no. Lo conozco de sus idas al laboratorio ―Ari había conocido a Carlota cuando ella llegó a la ciudad y se instaló en el puesto de recepcionista en el laboratorio. Era su primer día y ella no tenía donde quedarse. Ari le ofreció una habitación extra que tenía en el departamento mientras buscaba algo mejor y de eso ya habían pasado más de dos años. Carlota se había trasformado en su mejor amiga y una buena compañía tomando en cuanta que la familia de ambos vivían fuera de la ciudad ―. Además, es agente con más casos resueltos. Muchos dicen que debió ascender pero eso lo hubiera puesto fue del campo ―sin mencionar que Carlota era por mucho su mejor fuente de chismes. Ari a penas y tenía tiempo de socializar encerrado en el laboratorio pero a Carlota se le daba muy eso y Ari lo aprovechaba ―. Y bueno, también esta lo que salta a la vista. 

―¿Qué? ―Carlota rió

―Que el capitán López está buenísimo ―el comentario de Carlota le cayó… bastante mal y no entendió por qué. Él mismo notó que el capitán López era así como atractivo ―. Yo sólo lo veo de paso cuando ingresa al laboratorio, claro, pero Teresa de archivo, lo ha retenido por papeleo nada más para verlo y Rubí de personal, causalmente cuando lo ve, se sube el dobladillo de la falta hasta dejarla sin eso. 

―¿Sin qué? ―Preguntó intentando no apretar los dietes. ¿Qué estaba mal en él con respecto a ese tipo?

―Sin falda. El descaró es lo suyo. Pero el capitán López no parece ni inmutarse. El tipo es algo así como de acero. Aunque, realmente, no las puedo culpar. Además de atractivo, es un alfa soltero, lo cual es tan extraño viniendo de la familia que viene. Uno esperaría que ya lo hubieran cazado.

 ―¿Familia? ―Carlota lo miró por un segundo como si estuviera loco.
 
―¿Has estado debajo de una piedra los últimos veintidós años, Ari? ―Negó ―. ¿Te suena la ley Torres? ―Qué si le sonaba. Era la razón por la que estaba en la agencia. Un montón de empresarios habían impulsado esa ley durante años. Le daba igualdad y dignidad a los omegas. Por ella los crímenes violentos contra los omegas se habían reducido ―. Francisco López, ¿te suena? ―El hombre más rico de México y uno de los hombres más ricos de todo el mundo. 

TenebraeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora