Capítulo V

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Atracción

En cuanto bajaron del avión no tuvieron otra prioridad que no fuera llegar a la agencia. Ari apenas tuvo tiempo de darse cuenta que ya había pasado más de veinticuatro horas despierto cuando el capitán López lo llevó al inmenso archivo de la agencia. Ari no conocía ese lugar y ni siquiera podía imaginar que algo así aún estuviera de pie tomando en cuenta que todo lo que ellos hacían tenía una base de datos digital de muy buena calidad.

Pero ahí estaba, en medio de una inmensa habitación de cuatro pilares e interminables estantes llenos de cajas y más cajas con números y fechas. Para donde podía ver sólo podía encontrar más y más casos que habían sido confinados a ese lugar. Sus pasos resonaban por el suelo y la luz apenas y era suficiente para iluminar toda el área que cubrían esos estantes. El capitán López se internó en el lugar y Ari lo siguió de cerca por el temor a perderse en ese laberinto de archivos de casos no resueltos.

―Hace más de veinte años no había un registro adecuado de los crímenes contra los y las omegas. Las acusaciones eran desestimadas. No importaba el motivo. A veces simplemente atribuían todos los actos a la propia naturaleza de les omegas. Así que todas esas investigaciones terminaban aquí. En este pozo sin fondo ―el capitán López le explicaba deteniéndose frente a uno de los estantes ―. Y, ahora, vamos a darle una visitada al pasado.

―¿Qué esperas encontrar aquí, capitán? Esto es una locura. Debe haber expediente más viejos que el propio edificio ―el capitán López la sonrió mientras tomaba una de las cajas.

―Tal vez. Pero si le damos un rato a la lectura sabremos si hubo otros homicidios similares. Empezaremos con el año en el murió mi madre ―a pesar de que las palabras habían salido sin ninguna inflexión Ari podía notar la tormenta detrás de esa mirada. El capitán López no le permitió decir nada. Tomó la caja y caminó hacia el área de estudio ―. Tengo una teoría. Creo que lo hizo antes. Incluso antes de mi madre. Tal vez fue la última de aquellos años.

―Así que vamos a buscar algo similar a lo que le ocurrió a la señora Torres, al señor Mendoza y a señora Romero ―lo vio fijamente por un momento y luego asintió.

―Es la primera vez que alguien llama a mamá señora Torres. Normalmente, ella siendo omega, la llamaban por el apellido de papá y eso solía enojarle muchísimo.

―Y, ¿a ti te ha molestado? ―el capitán López negó.

―Hace mucho que no tenía un recuerdo diferente, algo alejado de eso ―dijo señalando los expedientes ―. Gracias ―Ari le sonrió débilmente y el capitán López le correspondió ―. Ayer me dijiste que te podía llamar Ari. Creo que es justo que dejes de llamarme capitán.

―¿Para llamarte...?

―Temo, así me llaman mis amigos y mi familia ―Ari ensanchó su sonrisa.

―Es magnifico. Pero no podre abandonar fácilmente el capitán López. Va contigo. Con ese aire demasiado correcto y formal ―Ari tragó, pero... qué estaba haciendo. ¿Estaba coqueteando con el capitán López?

―Creo que debemos... empezar ―dijo el capitán librándoles del momento incómodo.

―Sí, sí. Claro.

Por las siguientes horas se las arreglaron para internarse en cajas llenas de archivos y expedientes y todo hubiera sido completamente aburrido si el lobo de Ari no hubiera estado tan interesado en despertar al lobo de Temo... aún no podía creer que el capitán López le dijera que podía llamarlo de esa manera. Era algo así como familiar. Y eso había puesto básicamente a babear a su lobo. Lo cual era completamente inapropiado porque estaban en medio de una investigación que ya de por si estaba resultado muy dura.

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