Capítulo IX

417 44 21
                                    



Celo


Temo se acurrucó aún más entre los brazos de Ari. Las palabras del capitán Rodríguez rebotaban en su cabeza. Era una locura, él no podía ser una cosa así, solo de pensar que él algún día... era monstruoso y una agonía.

Había visto a su madre siendo consumida por ese ser.

Había sentido el terror y la ira royendo a través de él, haciéndolo huir y al mismo tiempo odiarse por ello.

Imaginar que él podía llegar a algo así le hacía sentir más allá de lo enfermo y delirante de miedo por lo desconocido de su condición.

—Deja de pensar en ello, Temo. Es una locura —sintió los suaves labios de Ari en su sien. Quería alejarse de esas muestras de afecto y cariño. No se sentía digno pero, al mismo tiempo, el aroma de Ari le tranquilizaba y su lobo no quería estar en ningún otro lugar que no fuera entre los brazos de Ari, siendo consolado.

—No puedo evitar sentirme así. Él me dijo ayer que existe un balance perfecto entre nuestras dos naturalezas y lo puedo sentir ahora. Solo que... también siento algo oscuro, denso, que creo se puede apoderar de mí en cualquier momento. Me asusta no poder controlarlo. Imaginar que yo puedo... —Ari lo abrazó más fuerte.

—No pasará. Nunca serás eso...

—¿Estás seguro? —El silencio entre ellos fue cortado por el sonido del celular de Temo —. Es Mateo, necesito responderle.

Ari vio caminar a Temo lejos de él. Su semblante era serio y parecía lastimado. La idea de poder ser algo más... ser algo cercano a esa bestia, no dejaba de acribillar su mente y meterse en lo más profundo de sus miedos. Temo había querido atrapar a esa ser desde siempre y saber ahora que tenía un vínculo más allá con él le estaba afectando. Pero Ari, siendo una persona de ciencia como lo era, no podía dejar de pensar que solo habían escuchado una fábula. El capitán Rodríguez se había metido tanto en ese mundo de supuestos que había imaginado todo como una verdad absoluta y no podía dejar que esas fantasías afectaran a Temo.

Debía haber otra explicación. Una basada en hechos y evidencia.

Tenían que buscar ayuda al respecto. Se lo propondría. Era la única manera para que Temo tuviera paz.

—Encontraron el vehículo —dijo Temo al terminar la llamada —. Fue quemado y abandonado en un barranco cerca de Ometepec, Guerrero. Van a desplegar un comando para que le busque en todo el estado pero...

—Pudo ir a cualquier lado —Temo asintió.

—Lo volvimos a perder. La única pista real que teníamos de él y la perdimos, así como así —la habitación entera fue asolada por un golpe de energía que hizo vibrar las ventanas. Ari se acercó a Temo para abrazarlo.

—Encontraremos otra cosa, lo prometo —Temo no dijo nada, solo se dejó atraer. Se sentía tan abrumado. Pero, de alguna manera, todos sus sentidos respondían a Ari.

—Debemos regresar, Mateo nos quiere allá a primera hora —Ari asintió llevando sus labios a la rasposa mejilla de Temo para besarle.

—Sin duda es buena idea y también creo que debemos aprovechar el tiempo que aún nos queda aquí —Temo parecía renuente pero, aún con su mejor intento, terminó acercando sus labios a los de Ari —. Solo por un par de horas, después, te prometo que seguirás siendo el incorruptible capitán López —besó a Temo y este le respondió tirándole a la cama ansioso y necesitado de nuevo.

TenebraeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora