Capítulo IV

310 45 20
                                    




Acechando


―Femenino de 42 años. Por el rigor que presenta y las características de su piel se estima 18 horas de su muerte. Presenta heridas en hemicara izquierda correspondientes a objeto rompo, presumo fueron uñas debido a las partículas queratinosas encontradas que están analizándose. Su tráquea fue avulsionada por completo. Hombros y brazos muestran heridas similares al rostro. En el antebrazo izquierdo presenta fractura proximal del cubito y luxación del radio. El antebrazo derecho se encuentra mordida de veinte centímetros por la que se puede observar el desgarre completo de los músculos extensores. El contenido gástrico fue esparcido por la cavidad abdominal. Debido a la exposición al ácido clorhídrico la cabeza y cuerpo del páncreas presentan licuefacción. En el hipocondrio derecho hay arrancamiento traumático de tercio distal de colón ascendente y tercio proximal de colón transverso. El hígado fue mordido y aparentemente comido casi en su totalidad. Resto del abdomen presenta evisceración completa debido a las heridas. En la cavidad pélvica, además, presenta corte con objeto rombo en genitales internos. Miembro inferior izquierdo presenta herida de cincuenta centímetros en región posterior. Tercio inferior fue arrancado en su totalidad. Aún no se encuentran rastros en la escena, se sigue buscando. Mimbro inferior derecho, avulsionado desde la cadera. Se estima que la muerte se debió a choque hipovolémico.

Temo escuchó toda la autopsia desde el otro lado de la habitación. Era tan distinto a la primera vez que había visto al doctor Córcega. No había el instinto de querer entender. Podía notar al hombre estremecido y culpándose completamente por lo ocurrido. Cuando terminó se vieron a los ojos y Temo notó lo mucho que esta muerte había afectado a su compañero.

Lo vio salir del laboratorio y lo siguió sin saber muy bien qué decirle. Él mismo se había envuelto en una red de culpa desde los ocho años. Cuando entró al pequeño vestidor del laboratorio estatal, doctor Córcega ya estaba retirándose la bata quirúrgica y los lentes de trabajo para desechándolos. Lo vio lavarse meticulosamente. El silencio entre ellos sólo era interrumpido por el correr del agua y la manera fuerte y áspera en la que el doctor Córcega pasaba el cepillo de plástico por sus manos y sus antebrazos. Temo empezó a preguntarse si ese color rojo que la piel del doctor Córcega estaba empezando a tener era normal o producto de lo enojado que estaba consigo mismo.

El ambiente que les rodeaba estaba lleno de ese olor astringente del laboratorio que se mezclaba con el espeso aroma del doctor Córcega. Temo dio un paso hacia él y notó como el hombre se enderezaba para verle, tal vez esperando algún reproche, pero Temo estaba lejos de eso. Su intención no era hacerle sentir mal. Para eso ya estaba el propio sentimiento que esta inundado a su compañero.

Después de que la oficial Rivas les hubiera interrumpido, ellos habían ido al despacho de Mateo para recibir los por menores del caso y Aristóteles ya estaba a medio camino de no entender nada, Temo lo pudo notar. Su expresión y toda su mente estaban en otro lugar, en uno donde descansa el remordimiento. Temo quiso acercarse a él para hablar, para decirle algo, lo que fuera que le sacara de ese lugar. Pero el doctor Córcega se había cerrado de capa y empezó a hablar del caso incesantemente mientras iban en el avión hacia la escena del crimen.

Apenas había tocado tierra, el doctor Córcega se puso en marcha. Revisaron la escena. Preguntó una mil veces cómo, cuándo, por qué. Temo sólo veía determinación en él y hubiera estado bien si tan sólo eso no hubiera venido desde un lugar muy oscuro en su interior.

Cuando por fin terminaron con la escena del crimen, su compañero terminó metiéndose por horas en el laboratorio. Inspeccionó una y otra vez el cuerpo, hizo mediciones, tomó muestras y cualquier prueba que fuera necesaria, hasta que por fin se decidió a que era suficiente y que tenía que empezar con la autopsia.

TenebraeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora