Los días pasaban y la relación entre aquél par mantenía su tranquilo orden dentro de aquellas blancas paredes.
Como ya era de costumbre, en esos días, Webby planeo reunirse con Louie apenas se indicaba el inicio de horario de visitas, por lo que ya todo planeado solo le quedaba esperar al susodicho.
Ese día no pasaba tan desapercibida como era lo usual, algo les llamaba la atención a los presentes, talvez era el hecho de que cargaba una misteriosa canasta en sus brazos o talvez que no traía su habitual moño rosa colgado de sus cabellos.
—¿Que trae ahí, señorita?— preguntó un hombre, deteniendo su escoba y observándola curioso.
Si, creo que era la canasta.
Webby se encogió de hombros risueña, mantuvo su agarre mientras por sus labios se extendía una sonrisa divertida.
—Una sorpresa— corta y sin decir de más, su respuesta no satisfacio al hombre, quien no queriendo entrometerse más, continuó con su trabajo.
Webby suspiro con alivio por eso, más tranquila se hecho una caminata por los largos pasillos, hasta llegar a su lugar deseado, el patio.
Su ojos viajaban de aquí y allá, esperando con impaciencia la salida de su chico, a veces y se distraía con alguna que otra mariposa que pasaba sobrevolando sobre ella en esa primavera...
—Louie...— saco su teléfono del bolsillo, para luego marcar al contacto del nombrado.
¿Porque tarda?.
Un tono... Dos tonos...
—¿Hola...?— su voz sonaba desconcertada, casi parecía no saber nada.
—Si, hola. ¿Dónde estás?— su paciencia se había esfumado hace más de cinco minutos— Llevo media hora esperando por tí.
—Emmm... ¿Por qué?— estaba confundido.
Webby apretó el teléfono en sus manos, mientras fruncia el ceño, ¿Acaso era una broma?.
—Louie,— se intento relajar soltando un suspiro, no quería empezar a gritar— Hoy era un día muy especial.
—...¿P-por que?— aunque no lo sabía su voz tembló.
—¿Sabés qué? Olvídalo— y corto la llamada antes de siquiera poder recibir una respuesta, tomo sus cosas y se encamino a la salida dentro del hospital.
¿Cómo pudo? Si hubiera sido la Webby débil, ahora mismo estaría llorando, pero no, ya cambio y está vez se calmo y continuó.
Estás cosas ya las había previsto en algún futuro cercano, eran jóvenes, ellos también cometerían en esa clase de errores, pero no imagino que llegarían tan rápido...
Su teléfono sonó ante una notificación. Sabía de quién se trataba, pues solo él tenía el tono de un tierno gatito maullando, pero aún así prefirió ignorarlo.
Estaba tan perdida en sus pensamientos, qué ni siquiera lo notó. A unos cuantos pasos de ella, Louie sonreía de par en par orgulloso por si mismo y por su hazaña, se encontraba de pie.
—¡Webbs!.
Su nombre sonaba tan dulce cuando salía de esos labios, al instante levanto la cabeza y lo observo.
¡Louie estaba de pie! Sostenido con ayuda de una pared ¡pero de pie!.
Su enojo pasó de sorpresa, a emoción, ¡Estaba feliz por él! luego a confusión ¿Cómo? y de nuevo volvió al enojo.
Louie lo notó.
—¿Ta-daa?.
—Primero que nada, felicidades, segundo ¿Dónde estabas? Y tercero... No hay tercero— bajo al suelo la canasta que mantenía en manos y cruzo sus brazos en señal de enojo.
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Dulce Idiota |Ducktales| ✓•Loubby•✓
Teen FictionWebby tiene un cierto odió a los ricos. Huey, Dewey y Louie son ricos. Louie se enamora de su carácter, Webby no acepta esos sentimientos. Louie intenta conquistarla, Webby duda. : : : ││ . . . . . . . . . . . . . . . . . :...