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Murder

Llena de sudor, pánico, miedo, ansiedad y un sin fin de emociones que la pesadilla le provocó. Madi se levantó de su cama tallandose los ojos y tratando de controlar su corazón que estaba exaltado. Sin embargo eso no sería posible, ya que al darse la vuelta no encontró a su mejor amiga en la cama

—¿Jessi?— preguntó viendo por toda la habitación

Seguido de esto escucho algunos pasos fuera de su puerta, en el pasillo, y se imagino que era su amiga que había tenido que ir al baño

—¿Jessi eres tu?— pregunto girando la perilla de su puerta para salir a la oscuridad, encendió la luz, dándose cuenta que su padre aún no llegaba y la pelinegra no estaba en el baño ya que este tenía la puerta abierta y la luz apagada

Con algo de miedo aún por lo que había sucedido horas antes, decidió ir de nuevo a su habitación pero antes se topo con la pelinegra quien apareció repentinamente

cubierta de sangre por todo el torso y boca, sus ojos parecían demasiado centrados en la rubia, tenía un poco de tierra sobre su ropa, y sobre todo le estaba ofreciendo una sonrisa aterradora, la cual dejaba ver sus dientes llenos de color rojo

—¡aaaah! ¡Jessica!— grito con fuerza controlando el desmayo que sentía que se avecinaba —¿que diablos te paso?— le dijo intentando tocarla

La pelinegra la tomó del brazo y la apretó con fuerza viéndola aún fijamente pero sin seguir pronunciado palabra alguna, estaba completamente muda

—¿estas bien? ¿Esa es tu sangre?— la rubia estaba aguantando el dolor que la fuerza de su amiga estaba ejerciendo contra ella ¿desde cuando Jessica era tan fuerte? Hasta donde ella recordaba la pelinegra era una de las chicas más débiles en su clase

Y así de la nada Jessica comenzó a reír como desquiciada. La rubia pensó que quizá estuviera drogada, no encontraba otra razón para su comportamiento

—por favor, si estas mal deberíamos ir a un hospital— dijo su amiga

La pelinegra al fin abrió su boca pero en vez de palabras lo único que salió fue un horrible chillido aterrador, parecía más de algún animal rugiendo que de un humano y la rubia pensó que ese sonido lo había escuchado ya en alguna parte

La pelinegra terminó por aventar a su amiga contra la pared haciendo que cayera al suelo asustada, para así poder salir caminando de la casa

LOVING HELL [ Billy Hargrove] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora