Capitulo 4. El vocabulario de niño rico y mimado.

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—¿Iniciamos?

Luego de que Mike Ibanovich confesara abiertamente como había sido enviado para deshacerse de Kyle, fue que detuvo todo.

La feromona fue eliminada en su totalidad del ambiente y a Kyle le regreso el alma al cuerpo.

Poco a poco y a base de carraspeos, fue que recupero la compostura y pudo volver a respirar con normalidad sin sentir esa horrible sensación picante hasta en los pulmones.

Mike, sin saber por qué había hecho tal confesión, oscureció si mirada y arrojó a Kyle sobre su asiento de una manera repentina y brusca, sin una pizca de culpa.

Solo lo arrojó con impulso sabiendo que el Omega no tiene fuerza en las piernas.

Tan pronto el Omega cayó sentado en la silla, de manera dolorosa, sin poder hacer nada, fue que Ibanovich se dio la vuelta sobre sus pasos y regreso a su asiento por un lado de su hermano menor. Camino tranquilo, quitado de la pena o la culpa mientras sacaba una cajita de aluminio del interior de su saco con esos puros de calidad.

Luego; [¡Zap!]

Se escuchó como se cerró la cajita de aluminio entre el silencio penumbra, y todos guardaron silencio como si de un velorio sé tratarse. O aún peor, como escapando de un monstruo en una estricta ley de silencio. Tragaron saliva con cuidado y temor a que su garganta incluso produjera sonido al tragar.

Luego, de reojo, pudieron ver cómo Mike, se llevaba el puro a los labios y su hermano menor, Rodrigo, le encendía el Cohíba con un encendedor a gas de una manera elegante, sin siquiera mirar el cigarro; solo acercando un el encendedor esperando a que Mike inclinara ligeramente su rostro para encender la punta del puro.

Luego, cuando se alejó y Rodrigo cerro el encendedor con un sonido metálico fue que el alfa, en extremo dominante, dio la primera bocanada...

Vainilla, madera, tonos dulzones y espaciados es lo que transmite el puro al ser probado por primera vez con suavidad, hundiéndose en el paladar con aromas y matices adictivos.

Es como probar el cielo; hojas de tabaco alejadas en barriles de roble durante dos años para finalmente ser fabricado a mano con la mejor calidad de tabaco. Eso es el Cohíba; calidad en su máximo esplendor.

Y claro, un puro tan caro no puede disfrutarse si no va bien acompañado.

—¿Qué esperan para traernos un trago?—Soltó con el puro entre los labios y la mirada fija en las camareras a unos metros de distancia, su mirada es de molestia e irritabilidad, como siempre, una mirada de pocos amigos; una mirada de póker.

Y Las chicas, bueno, las pobres chicas, sintieron que morirían con solo la mirada de ese hombre; una mirada fija, sin ningún tipo de sentimiento perceptible por el hombre; solo caos y maldad. Un horror inimaginable.

Y obvio, obedecieron a la primera orden.

Una de ellas se acercó con el carrito de servicio con pasos apresurados procurando no hacer ningún ruido que pudiese molestar al tirano, mientras la otra chica iba detrás, notoriamente nerviosa temiendo hacer algo indebido y terminar en muerta. Asi que cuando estuvieron cerca de Ibanovich, la chica que empujaba el carrito, se detuvo y la otra, tuvo la tarea más difícil; enfrentar a ese hombre malhumorado.

—Señor, ¿Desea tomar algo en especial? —Hablo la chica tratando de no sonar nerviosa mientras centra qué sudor frío le recorrió la espalda.

—Blue Label —Contesto en seco, sin siquiera mirarla.

Luego, la chica se dirigió a Rodrigo

—¿Y usted? ¿Desea beber algo en especial?

Rodrigo, a diferencia de Mike, si le dirigió la mirada a la chica, la volteo a ver con un rostro relajado y tranquilo, demostrando ser digno de ver a la chica sonrojarse y dijo:

EL PEQUEÑO DEL ALFADonde viven las historias. Descúbrelo ahora