Fuego #16

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Acto 3: El pecado de la Sister

Fuego #16: La estación ocho ataca.

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—Adrien —se acomodó mejor junto a sus amigos, tras esos enormes arbustos—. La idea recién planteado, realmente,  solo podría ser pensada por alguien demente como tú, loco de remate —expreso Marinette, sintiéndose intrigada del origen de esas absurdas ideas que generaba el cerebro de Adrien.

—¿Por qué dices eso, bichito? —indignado por la reacción de la chica—. Me esforcé pensado en esta idea —susurro cerca de la azabache, siendo lo más silencioso posible.

—La idea es enferma, Adrien —comento Alya—. Apoyo a Marinette. Ese plan solo podía ser creada por gente demente como tú. Solo harás que nos condenen, genio, ¿Acaso quieres pasar la eternidad tras las rejas? O peor... ¡Muerto!

—¡¿Qué tiene de malo mi idea?! —exclamo a alta voz, recibiendo una colleja de parte de las dos chicas.

—¡Todo! —lo regañaron al unisonó recibiendo una acción de silencio de parte de Nino por el escándalo de sus tres compañeros.

Las dos chicas se taparon la boca al percatarse de su grito mientras Adrien se frotaba aun el golpe, también en silencio.

—Ustedes no sirven para las misiones —les reclamo el moreno—. Harán que nos pillen.

—Lo dice el que se tomó una foto en la torre de pizza en nuestra supuesta misión —se quejó Adrien, mientras las dos féminas asentían en conjunto—. ¿Quién se pierde en una misión de rescate?

—La encontré de paso y tomé la oportunidad, no seas envidioso —respondió el moreno—. Por otro lado... —mostro un semblante serio—. No sabemos si después de esto volvamos a ver la luz del día —comento preocupado, contagiando con el sentimiento a todos sus compañeros.

Marinette por su parte, se sentía extraña por estar haciendo esto. Desde la llegada de Adrien que estaban haciendo locuras sin pensar en las consecuencias.

—No seas tan pesimista, Nino —musito Alya igual de preocupada, todos sabían las consecuencias de las acciones que tomarían en unos minutos—. Llamaras al mal agüero.

—Soy realista, Nena —contradijo—. Admítelo, sabes que lo que haremos es muy arriesgado y por no decir ilegal —continuo con la explicación—. Sumémosle el plan enfermizo de Adrien —lo señalo, ganándose una fulminada esmeralda—. Es enferma hermano —Adrien levanto su dedo medio—. Si lo llegáramos a seguir puede que nos encierren para siempre en los calabozos por traición y estoy hablando en el mejor de los casos.

—¡Oh, vamos! Mi plan no está mal —dijo el rubio metiéndose a la conversación—. De cierta manera es divertido —agrego con una sonrisa pícara.

Todo lo que se relacionara con pelear, para Adrien era bastante excitante.

—No vinimos de día de campo para que te diviertas —le regaño Marinette apretando sus mejillas provocando dolor en el chico—. Es una maldita misión de rescate y queremos tratar de que no nos maten en el intento.

—¡Auch!, pero, bogabuu... —musito con un puchero.

—Nada de "bogabuu" —regaño—. Adrien, entiende una cosa —llamo su atención al cambiar su semblante a uno serio—. Si nosotros llegamos a pelear con esa persona otra vez y es capaz de usar toda su fuerza... —continuo mientras Adrien pasaba saliva por su garganta—. Es capaz de matarnos en el intento.

|A| Los elegidos del Adolla ||Adrinette||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora