Fuego #37

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Acto 6: Destino

Fuego #37: La razón verdadera.

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—Adrien, explicaciones ahora.

Algo que había aprendido Adrien desde que llego a ese lugar, aunque no hubieran pasado ni siquiera sus 48 horas, era que no debía hacer enojar al maestro. Se notaba que era alguien muy disciplinario y que no le gustaban las personas irrespetuosas o imprudentes.

Tal y como lo era él.

La mirada de Fu lo estaba asustando. Era algo mezclado con "¿Ahora que hiciste?" o "Dame razones para no golpearte". En este sentido, ese señor también se parecía a Marinette en la parte de cómo lo regañaba por sus estupideces. Y esa no era la peor parte de todas.

Estaban todos viéndolo de forma acusatoria como si hubiera hecha algo muy malo, cosa que hizo, pero que no quería aceptar. Después de todo, estaba todo normal... ignorando a las extrañas criaturitas que salieron de donde ni el sabia.

—Adrien —lo llamo Fu con autoridad.

Ese tono no le gusto para nada a Adrien, quien no dudo en ocultarse tras de Marinette. Ella lo observo confundida y con cierta lastima al ver como Adrien estaba asustado por su vida. Si por ella fuera, lo dejaría tirado ahí. Se lo merecía por ser tan imprudente y hacer tanta tontería.

Así que se alejó de él, posicionándose junto a Fu, mientras era observada por el rubio quien estaba sorprendido por lo que había hecho Marinette. No podía creer que lo estaba abandonando en una situación así,

—¡¿De qué lado estas?! —exclamo, indignado.

—¡Del que casi no nos mata! —respondió la azabache, junto sus brazos en jara—. Todo esto es culpa tuya, así que... "Responsabilízate, princeso".

«Traidora»

Un sonido, grueso y tosco se escuchó al momento en que el maestro choco la punta de su bastón en el suelo. Ahora la mirada de Adrien viajo de Marinette hacia el maestro, otra vez. Este lo estaba mirando de forma autoritaria y sabía que ya no había vuelta atrás.

Lo hecho, hecho estaba y como dijo Marinette, debía asumir las consecuencias de sus actos.

—Adrien, habla de una vez.

—Bu-bueno... Esto... —rasco su cabeza del nerviosismo y podía jurar que ahora se haría en los pantalones—. Vera, yo... Pu-puede que si... Hiciese algo malo... Bastante —su voz se encogió.

Si, estaba siendo completamente patético. Y se dio cuenta solo al ver como Claude estaba tapándose la boca para reprimir sus carcajadas. Estaba avergonzado y más porque sus dos rivales lo estaban viendo, siendo regañado como un niño pequeño.

—Continua.

Pego un pequeño salto en su lugar, al volver a oír a Fu tan molesto. Busco con su mirada a Louis, quien solo negaba con su cabeza y Adrien podía jurar que leyó su mente un "No me meteré donde no puedo salvarte y donde tengo oportunidad de morir...".

«Maldito vejete miedoso... ¡Ayúdame!»

Fu carraspeo y Adrien volvió a mirarle.

—¡Ah, está bien! Tocamos esas cosas y... —no pudo terminar.

—Corrección, ¡Me obligaste a tocar esa cosa, mentiroso! —le corrigió Marinette—. No me metas en tus tonterías imprudentes.

—¡Eso dije, carajo! —se defendió.

|A| Los elegidos del Adolla ||Adrinette||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora