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— ¡Buenos días! — Saludó alegre el tricolor viendo subir a USA las escaleras que conectaban el segundo piso con el techo.

— Good morning/ Buenos días —. Contestó por cortesía. Al ya estar cerca de los tendederos, colocó su pequeño balde de ropa encima de un bloque de cemento que se encontraba allí y comenzó a colgar la poca ropa que tenía.

El pequeño silencio que creyó que se formaría en sí fue reemplazado por la música de una pequeña radio que se encontraba encima del lavadero en donde México estaba.

Mientras que este tarareaba una de las canciones emitidas por aquella radio.

México se encontraba ansioso. Él deseaba entablar una conversación con su vecino, pero habían sido tantas las veces que había sido ignorado o rechazado que una parte suya decía "¡Que chinge a su madre, no voy a estar rogándole!" Mientras que otra le decía "Y si lo intentamos… ¿Una vez más?"

— Así que...— Comenzó algo nervioso, siendo su voz una prueba de esto. Tuvo que carraspear para poder hablar con más seguridad "Pendejo ¡Tienes que parecer natural!" Se gritó a sí mismo en su pensar.— ¿Participarás en el almuerzo de este domingo? Es en casa de doña María, ya sabes, la que tiene su tienda aquí al lado de la vecindad. Ella ha iniciado esta pollada bailable para poder reunir fondos para la universidad de su nieto. Al parecer el chamaco se ha sobre exigido demasiado y ahora está mal de salud. Creo que ya lo conoces, es el de lentes, el que tiene esa bicicleta color roja, bicicleta que le gusta mucho a mi Paquito, ese perro tiene algo con el color rojo, ya hasta parece toro—. Hablaba con felicidad el mexicano. Cada que recordaba a sus vecinos y las anécdotas que a veces le contaban, él sonreía, los quería mucho, eran la razón para que él no se sintiera del todo solo. No después de perder al que creyó su ser amado.

Mientras que México seguía hablando como un loro, Estados Unidos, que había terminado de colgar su ropa, miraba con tranquilidad aquellas vistas que aquel techo podía brindarle. Miraba el cielo que en aquel momento estaba nublado, miraba los techos de otras casas donde se podía ver ropa colgada, perros, gatos, palomas y uno que otro niño jugando con su mascota. Podía ver a madres que al igual que él y el mexicano, yacían lavando desde temprano la ropa o colgando la, podía ver las calles donde uno que otro transeúnte andaba, algunos comprando, otros saliendo de sus casas para ir a trabajar o a estudiar.

Mirar todo eso era… Tranquilizador.

Era muy diferente de su departamento que había tenido que dejar al estar investigando. Aunque su departamento era grande y "personal", a diferencia del pequeño cuarto que tenía  y el compartir un techo con alguien, no podría brindarle esta pequeña calidez. Esta calidez de ver la vida de otras personas, cada quién en su mundo, siguiendo su vida, con preocupaciones sencillas o quizás complicadas… Muy diferente a su vida.

— Entonces ¿Asistirás?— Preguntó el mexicano al haberle contado gran parte de los chismes al americano. Qué pena que este no lo hubiera escuchado.

— I will think about it./ Lo voy a pensar.

— Si te animas, solo debes tocarle la puerta a doña María. Y te voy diciendo que la fiesta estará bien chingona ¿Y a qué no sabes por qué? 

USA solo le dio un levantamiento de hombros como respuesta. México sonrió aún más por la respuesta que le daría. Estaba orgulloso de esto.

—¡Voy a ser el DJ! ¡Ya verás gringo, todos van a bailar bien perron por las rolazas que pondré¡ Sí me costó un chingo convencer a doña María pa'que me dejara ser el DJ, quedamos en que le ayudaría en su tienda para arreglarle unas cuantas cosas que no podía cargar, pero al final mis encantos ganaron.— Comentó con orgullo. USA solo asintió y despidiéndose se retiró. Tenía trabajo que hacer.— Orale… Creo que salió mejor de lo que pensé.— Suspiró aliviado. Y dando una última vista en dirección por donde se había ido el americano, volvió a su accionar anterior.

— ¡Oh, justo a tiempo! — Gritó emocionado al escuchar la canción que era reproducida en la radio.— ¡No hay nada más difícil que vivir sin ti! ¡Sufriendo en la espera de verte llegar!

Y así, México terminó cantando con emoción aquella canción, unas cuantas lagrimitas se le escaparon por el sentir poderoso que su Marco Antonio Solís lograba ocasionar en él, y también, se demoró un poco más de la cuenta en terminar de lavar aquella ropa ( que no era mucha) ya que… Bueno, una bailada con la escoba no hace daño a nadie.

Aquel día se escuchó en la vecindad los mejores éxitos de Marco Antonio.
USA estuvo refunfuñando por la bulla que el latino ocasionaba. Mientras que Sussy, reía y cantaba alegre mientras cosía.

Un día normal.

⟩⟩ USA vivía en un departamento "bueno", con la paga que tiene, es obvio que se daría esos lujos. Y bueno, ahora vivir en un cuarto pequeño, en una vecindad que está bien "cuidada"; a su manera. Sí, al inicio fue un choque para él.

⟩⟩ El trabajo de USA le impide hacer cosas que en el pasado el hacía con normalidad.

⟩⟩ México sufrió con su relación anterior, y para poder sentirse mejor, le tomo unos cuantos años. Ahora se siente preparado para algo nuevo. Además que siempre le atraen los retos. Y USA es uno.

⟩⟩ Hoy era sábado, es decir, la música sonó desde las 9, hora en las que USA está en casa de Sussy ( los sábados).

⟩⟩ Doña María es dueña de una tienda en la zona, aparte de esta hay unas cuantas más que serían la competencia de doña María. Ella vive en el fondo de la vecindad y su casa es la "más grande".

⟩⟩ La casa de México es diferente a la de USA, ya que el segundo vive en el segundo piso, teniendo este dos cuartos por separado. Mientras que México tiene todo el primer piso para el solo, el tercer piso sería el techo.

Las canciones del recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora