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— ¡Y así termina la graduación! ¡Felicidades a todos por llegar hasta aquí!

Un joven de 24 años miraba con orgullo su nuevo uniforme. Saludo a uno que otro compañero y despidiéndose de ellos se retiró de aquel lugar. Debía prepararse, porque como nuevo agente del FBI, su trabajo empezaría pronto.

Aunque, bueno, por allí había escuchado de que harían una pequeña fiesta en celebración a la graduación. Así que, primero era esa fiesta y después prepararse para su trabajo, sí, nada malo saldría de eso.

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— ¿Ya estás preparado? — Preguntó en broma aquel hombre moreno.

USA miraba enojado a su superior ya que él había sido quien lo acusó y uso de ejemplo por si volvían a llegar tarde de nuevo algunos egresados ( contando lo).

— Este trabajo necesita de disciplina, y si tú no la vas a presentar, entonces desperdiciaste tus años al entrenarte ¡Espero que cada uno de los presentes reflexionen por su accionar y sin más que decir, pueden retirarse! Ya les espera un castigo también con sus compañeros de equipo.

USA fue el único en quedarse ya que, aquel hombre llamado Steve era su compañero de equipo.

Steve se alejó un momento para después venir con una botella de agua para el joven. El de estrellas la aceptó agradecido ya que el castigo había sido cansado.

— Necesito que tomes en serio este trabajo. Si vamos a ser compañeros, necesito poder confiar en ti.

El joven agachó la cabeza en resignación. El mayor tenía razón, la vida que había llevado antes de entrar aquí ya no sería la misma, ya no podría hacer las cosas como antes y también, debía ser más comprometido con su trabajo.

Steve sonrió al ver la mirada de aquel chico. Al parecer, este no sería un mal compañero para él.

— Bueno, ya quita esa cara larga.— Dijo mientras extendía su mano para ayudarlo a levantarse. — Vamos a presentarte al resto del equipo y contarte sobre nuestro caso.

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USA se encontraba aburrido mientras esperaba a Steve en aquel auto de color negro, este era un VW Beetl. Al parecer, Steve era fanático de este tipo de autos. Él prefería las motocicletas en sí, pero como Steve era el jefe él mandaba. Así que para sus misiones encubiertas usaban aquel auto para más "comodidad".

Ahora mismo, Steve había ido en busca de comida mientras que él observaba los movimientos de los sospechosos.

Su equipo conformado más que nada en genios de informática les habían dicho que un grupo de hombres durante aquellos meses habían estado apareciendo y desapareciendo en diferentes zonas. Esto de por sí no causa mucha intriga, pero el problema radica que así como aparecían ellos cierta cantidad de personas desaparecen. Además de que la cantidad de vendedores de drogas aumentaba cuando ese grupo de hombres aparecía.

Durante casi 3 meses Steve y él los habían estado siguiendo, y hasta el momento, no había nada raro. Al inicio él se quejó diciendo que se habían equivocado de personas, pero Canadá un joven egresado al igual que él, le había dicho que no era posible. Que las características dadas y movimientos de aquel grupo concordaban con la información reunida.

Tanto era su aburrimiento, que hasta el sueño le había alcanzado. Sabía que debía mantenerse despierto, pero Morfeo lo tentaba y mucho… O eso fue hasta que escuchó gritos y un llanto.

— ¿¡W-whaaat?! — Preguntó alterado a la nada buscando al causante de aquella bulla.

El lugar en el que se encontraban estaba inhóspito, y era algo coherente ya que la fábrica que se hallaba aquí había estado cerrada desde hace más de 20 años. Un buen lugar para hacer lo que se te plazca y sin la vigilancia de terceras personas.

Las canciones del recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora