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—¡Aleix!— gritó Bash en medio de mi sueño de belleza. Me levanté tan deprisa que golpeé mi cabeza con la madera de la columna a mi lado y le dediqué una mirada furiosa aún desorientado.

—¡¿Estás loco?!— le gruñí, literalmente, volviendo a acomodarme en mi hamaca.

—¡Levanta! Vamos a llegar a Charlottetown pronto y tienes como 5 días sin darte un baño.

—Aunque un cuarto lleno de hombres desnudos no me causa repulsión, todos aquí son ancianos así que... paso.— respondí, incluso acurrucándome del otro lado para darle la espalda. Bash se rió, como siempre nadie se espera que mis comentarios sean más que una broma.

—Uno de estos días alguien te va a creer ese chiste y te va a dar una paliza, muchacho.

—Jaja, si, chiste.— murmuré, finalmente abriendo los ojos y sentándome. Me estiré y le pregunté en medio de un bostezo: —Aparte de mi mal olor, ¿me despiertas por otra razón? —Me puse de pie y me dirigí a las duchas.

—Sí, vamos a salir. No querrás encontrarte con ninguna mujer oliendo así.— Mi cuerpo hizo un giro de 180 grados al escucharlo y esbocé una sonrisa cínica.

—Bien, entonces definitivamente no me voy a dar una ducha.

—¡Vamos, chico! La gente me va a asociar contigo.— terminé de ponerme mis botas y puse mi mano en su hombro, con un fingido puchero.

—Eso quisieras.— el bufó y subimos a la cubierta, minutos después estaba amarrando un pequeño bote al puerto mientras como 25 hombres se bajaban de el.

No soy una persona muy sociable. Mi hermana solía decir que soy una rareza de la naturaleza porque a mi no me gusta m socializar, pero por alguna razón, la gente se siente atraída a mi. No sé si sea por mi actitud relajada, o porque tal vez simplemente tengo ese tipo de cara amable que te hace querer hablarme de ti y contarme todo sobre tu día.

Noticias: no me interesa tu día, Jessica.

Revolví mi cabello cuando al fin estaba tranquilo y en la tierra, por irónico que sea, realmente odio estar en el mar. No porque me maree o por el trabajo: estoy completamente aterrorizado de ahogarme o de que me coma un tiburón.

Camino con mis manos en mis bolsillos detrás de Bash, sin fijarme realmente en donde estoy. Lo persigo como un perrito faldero a su dueño porque es el único amigo que tengo, y cuando nos sentamos en una cafetería a tomar chocolate caliente, mi vista se encuentra con algo que si merece la pena mi atención.

Los hombros ligeramente anchos del chico se sacuden ligeramente mientras limpia los zapatos de alguien, no tiene hoyuelos pero las marcas de su sonrisa iluminan toda su cara mientras trata de hacerle conversación al viejo aparentemente amargado al que le ofrece sus servicio.

Desde mi lugar no distingo mucho sus ojos pero si su espesa cabellera rulosa y negra. Bash se voltea a ver al chico y me sonríe, golpeando mi hombro.

—Te dije que deberías de haberte duchado.

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Holi! Sigo pronto, ¿hasta ahora qué tal?

Hacer la portada fue más tardado que escribir esto porque Wattpad cambio de app (y esta nueva, no sirve) así que tuve que aventurarme a Canvas, que fue mucho mejor.

Pride - Gilbert Blythe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora