Con tan solo abrir la puerta unos centímetros se le cerraron los ojos de la cantidad de luz que había en el comedor en contraste con la habitación anterior.
Cuando sus ojos se acostumbraron de nuevo al cambio de luz, pudo apreciar desde la puerta el precioso comedor de la casa. Que seguía el mismo patrón de colores neutros y todo muy minimalista, excepto la parte derecha del comedor, donde había una gran estantería llena de mangas y figuritas de diferentes animes que rompían la monotonía de la casa. Era una zona bastante más extrovertida por así decirlo, aunque seguía sin pasarse de la raya, al fin y al cabo seguía siendo el frío comisario bombón.
Horacio no podía creer lo que estaba viendo, no conocía para nada esa parte de Volkov. Le sorprendió mucho aunque no podía decir que no sospechaba algo de esto al decir esa mítica frase en el despacho junto a Gustabo y Emilio.
Esto le dio un motivo más para quererle. Horacio también miraba de vez en cuando algunos animes que encontraba gratis por internet cuando él y Gustabo no tenían dinero. Lo hacía más que nada para desconectar de todos sus problemas que Gustabo le provocaba cada día metiéndose en líos pero poco a poco fue dejando este pasatiempo de lado para centrarse más en pensar cómo sobrevivir en esa dura etapa de su vida.Delante de la estantería de libros, observó un gran sofá boanco que tenía pinta de ser muy cómodo. Des del que estaba seguro que la televisión de delante se vería de maravilla y con una calidad espectacular. Des de luego Volkov no se andaba con tonterías, su casa era de lo más lujosa, espaciosa y bonita. Ahí se notaba la diferencia de sueldo entre un comisario y un subinspector, él nunca podría llegar a tener una casa así en el puesto que estaba actualmente.
En el otro lado del comedor estaba la cocina. Los muebles de color blanco con las encimeras negras y los mangos de los cajones de color plateado, quedaban especialmente bien. Además de los diferentes electrodomésticos de calidad que estaban perfectamente ordenados.
Todo esto y el hecho de que la casa estaba especialmente ordenada y limpia, es lo que pudo observar antes de que la puerta que había en la esquina de la derecha se abriera de golpe.
Vio entrar a un hombre alto con ropa de deporte y sudado aunque muy atractivo. Esa imagen le dio mil años de vida a Horacio.Esto era demasiado para él, se había despertado en la casa del hombre que amaba con un pijama que supuestamente era suyo, no se acordaba de nada de lo que pasó anoche y por si fuera poco, ahora se lo encontraba de golpe después de salir a correr cuando pensaba que se había ido a trabajar.
-Ho ho hola Volkov.- tartamudeó por culpa de los nervios.
-Buenos días subinspector Horacio.- contestó sin apenas poder hablar.
-¿No estás trabajando?¿qué hora es?- preguntó muy extrañado. Él juraba que debían ser las 8:30 mínimo.
-El alcohol te afectó demasiado.- se rió levemente llevándose una mano a la cabeza -Hoy es sábado, ni tu ni yo trabajamos.-
-¿Enserio? Si que estoy perdido ahora mismo. ¿Que hago en tu casa?- dijo desconcertado.
-Después de lo de ayer, cada uno se fue a su casa caminando pero tu ni siquiera te podías mantener en pie. Así que decidimos traerte a la casa más cercana, la mía. Y por si te lo preguntas, puedes estar tranquilo. El pijama te lo conseguiste poner tú solo y yo dormí en el sofá.- argumentó con mucha serenidad para calmar a Horacio ya que se notaba que no entendía nada.
Mira que olvidar todo lo del día anterior... ¿cómo había ocurrido eso? Esperaba que no hubiese hecho nada ridículo delante del comisario. Se moriría de vergüenza porque sabe que cuando está bajo los efectos del alcohol es una persona muy diferente.
Volkov se fue directamente a la duxa y Horacio se dio cuenta de que el desayuno estaba medio preparado así que cuándo saliese le preguntaría si eso era para él y le daría las gracias.
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¿Te imaginas?
FanficMientras sigue con su vida, Horacio tiene que enfrentarse a su vergüenza para poder declararse a Volkov y quién sabe si puede que algo mas. Eso si, Volkov es indeciso con sus sentimientos hacia Horacio, a causa de que él también tiene que lidiar co...