PLATO (KIM SEOKJIN)

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La mayoría de parejas suelen arreglar sus disputas con el diálogo y tal vez algún tiempo muerto.

- Dame pase para obtener mi compensación como a mí se me dé la gana y todo arreglado.

Mi novio y yo no somos como esas parejas.

No es que nuestra discusión fuese grande o no haya tenido un tiempo de diálogo, lo que pasó es que mi novio no se sentía satisfecho solo con hablar, él necesitaba algo más...algo como...

- Ni loca.

- Oh vamos, amor.

- ¡No! No haré eso y menos aquí. -declaro decidida.

- ¿Qué tiene este lugar?

- Es tu restaurante, Jin, por amor a Dios.

Estaba por dar media vuelta para irme a casa y dejarlo ahí solo con sus delirios hasta que siento sus grandes manos en los hombros.

- TN, aquí ya no hay nadie, está cerrado. -me dice suavemente con una expresión dulce en el rostro- Además...tú me debes, amor. -es ahí que su cara se transforma en una mueca de maldad.

Ahg, solo Dios sabe lo jodida que estoy ahora por culpa del amor que le tengo a este hombre.

- Es-está bien...-susurro lento y tratando de no sonar hastiada.

Suspiro y al abrir mis ojos me encuentro con sus preciosos ojos brillantes y sus apetitosos labios curvados en una bella sonrisa.

Se acerca más a mí cara y me besa la nariz- Esa es mi chica. -me deja un beso en la mejilla y coloca la boca cerca de mi oreja- Ahora quítate la ropa.

Ay madre...

Se aleja de mí y me contempla expectante con su buena postura que lo hace ver glorioso.

Espera que empiece a mover mis torpes manos para deshacerme de mis prendas. Yo estoy ahí, parada en la mitad del restaurante de Jin que hace una hora estaba lleno de gente, con unos ojos marrones que me dirigen una mirada casi sofocante.

Respiro profundo tratando de calmar mi acelerado ritmo cardíaco, trago saliva y por inercia me humedezco los labios con la lengua, las comisuras de los voluptuosos labios de Kim se levantan en una pequeña sonrisa de satisfacción cuando lo hago.

Este hombre es el demonio.

Con dedos temblorosos me retiro el suéter para quedar en blusa, saco mis pies de los tacones color vino, con los nervios desechos y el cuerpo más caliente que una panadería procedo a desabrochar mi pantalón, lo bajo lentamente y por fin me lo quito, tomo el borde de mi blusa y tiro de ella hacia arriba para sacarla por sobre mi cabeza.

Me quedo ahí, con el cabello algo alborotado, en ropa interior que no hacía juego y sintiendo la mirada de mi novio casi acariciar mi cuerpo.

Rodeo mi vientre con los brazos, aprieto un poco los muslos y levanto la mirada hacia su bello rostro- ¿Qué esperas?

- A que te quites toda la ropa. -dice muy sereno.

Sus palabras bailan en mi cabeza haciendo que de un brinquito porque sé que habla en serio. Dirijo mis manos hacia el broche de mi brasier y con los pulmones a punto de explotar me lo quito. Siento el aire rozarme los pezones y mi cuerpo entero vibra. Sin pensarlo demasiado tomo los laterales de mis bragas y las bajo hasta dejarlas caer, saco mis pies y me paro junto a ellas. De inmediato me cubro los pechos y la entrepierna con los brazos.

Jin se acerca un paso a mí- Vuelve a ponerte los tacones.

Lo hago todo con el corazón dando tumbos y llena de vergüenza. No es que no me haya visto desnuda antes pero este lugar está tan iluminado, saber que en las mesas a mi alrededor hubo gente comiendo hace no mucho hace que mi temperatura corporal se eleve y para rematar, este hombre de hombros anchos me observa como si fuese a comerme.

RELATOS ROJOS 《BTS ONE SHOTS》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora