Epílogo: Un comienzo y un final.
Sus ojos se abrieron. Pero su respiración se acortaba ¿que le pasaba? ¿Donde estaba?, Mandara solo podía observar la luz sobre su cabeza y las vocen de fuera, sus ojos ardían de manera pulsante ante la luz por encima de el, ¿Que había pasado? no recordaba mucho de esos últimos momentos, cuando si Susano se mostró por todo lo alto, observó la luz el no poder moverse era algo a lo que de alguna manera estaba acostumbrado, al fin y al cambo no era la primera ni la última ves que estaría en esa condición.
— Oh, veo que has despertado Madara-San -
Sus ojos se movieron a la voz, el borrón negro parado a un costado de el, ¿quien era? Su vista no era la mejor en ese momento, puesto que el color rojo que alguna ves lo caracterizó solo quedó un color oscuro, lo sentía, sentía que su Sharingan no estaba activado, lo intento pero rápidamente su cuerpo le pago factura, al sentir el amargó sabor de la sangre en su boca.
— Ni lo intentes - observo aquella sobre a a su lado. - Te había dicho que no usaras Shakra en este mundo Madara, hubieras destruido el mundo si yo no llegaba a detenerte -
Sin embargo a el no le importó y volteo a ver la luz o lo que de ella podía ver. Por otro lado aquella sombra solo suspiró, tener que ser un especie de protector no era lo suyo, después de todo la vida lo había manchado con ser una mera Pesadilla; observado las desgarradas marcas de sus brazos y piernas, que el mero uso del Susano le había causado, Madara era un hombre Fuerte lo había demostrado incontables veces y que sobrevivirá al uso de algo inestable en un mundo solo le hacían respetar mas al hombre, el destrozado hombre que estaba rescatado sobre la camilla de una sala de enfermería.
— Eres plenamente un hombre a temer - la voz del joven se escuchó para sus cansados oídos. - Sin embargo Madara, usas irresponsablemente Shakra en un mundo donde es inestable no fue la mejor decisión que has tomado, desde la cuarta guerra Ninja.
— Debía de vengar a mi hija -
— Y ahi va la razón por la cual tu clan termino desapareciendo. -
Sus labios se doblaron un una mueca de disgusto al recordar aquellos eventos ocultos sobre su cabeza, el porque estaba aquí y a que se debía; aquellos ojos plagados como la mas fina plata quedaron clavados en la mucha del denigrado hombre inmóvil en la cama, suspirado de la mas seca manera posible, reconociendo fiel mente la tozudez del hombre de cabellos oscuros y puntiagudos.
- Vamos tengo algo que mostrarte -
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-Sala Oeste, enfermería.
°Los finos y delicados rasgos de aquella mujer observaban el rostro pssivo del puberto que había cuidado por gran parte de su vida, recordado aquellos días de tranquilidad que su familia vivía tan solo para que al final todo se fuera abajo por la creencia de una tontería que hasta el día de hoy solo era una condena para su envejecida mente; su ojos azulados caían sobre los rasgos y la poca catiencia de pecad que el adolescente de cabellos blancos había perdido durante la pelea, aun inspible de creer para ella y las féminas que la acompañaban. Las teclas de teclado de la computadora que monitorizaba si estado eran golpeadas con tranquilidad ante la atenta mirada que ella podía darle por su corta estatura, las enguantadas manos del pelirrojo escribirán a velocidades vertiginosas imposibles para el humano común.
— No deberían de preocuparse - golpeado rápidamente las teclas el científico comunicó al resto de chicas que lo acompañaban. - Conejo va estar bien, a tenido días peores -
— ¿Que puede ser peor a esto? -
Los cansados ojos del joven de cabellos rojos recayeron sobre los finos y delicados rasgos de aquella pequeña gemela de cabellos rubios, tentado a decir tantas cosas que ella parecían no notar por el miedo a perderlo, únicamente para terminar cayado; después de todo no era su deber decir todo lo que habían vivido durante esos años de ausencia para con sus familias. Descartado algunos que la habían periodo toda.
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✦✧✧Viento✧✧✦ //Lincoln Harem\\ Terminada
Fanfictionparte alterna de letras malditas