MARATÓN 1/3
-Hola.-Dije muy fría.
-Hola papá. ¿Cómo has estado?.-Dijo Gastón dándole un brazo.
-Aquí lo que importa es cómo están ustedes.-Dijo mi padre, sonriéndonos. Yo rodee los ojos.
-¿Pasa algo, La?.-Dijo acercándose a mí. ¿Por qué me tiene que decir La?
-Si, tú.-Dije mirándolo por primera vez a los ojos.
-No le prestes atención, papá. Ya sabes, sigue siendo una niña grosera y malcriada.-Dijo Gastón. No sé que sentía en ese momento. Algo como rabias y tristeza. Sólo quería desaparecer.
-¿Alguna vez han escuchado eso de que tu familia te tiene que apoyar, estar ahí para ti y hacerte sentir querido? Pues con ustedes es todo lo contrario. Son una mierda, ¡los dos! Tú Gas, eres sólo un imbécil que está pendiente de chicas, sus amigos, sexo y alcohol. Tú, Carlos, no creo que te pueda llamar "papá" otra vez. Nunca están ahí. ¿Esto es a lo que ustedes llaman familia?, ¡Está muy lejos de serlo! a veces sólo quisiera desaparecer o irme lejos. Lejos de aquí, ¡alejarme de todas las personas que me rodean! En especial de "mi familia". Ahora no finjan que yo soy el problema, ni siquiera se atrevan a hacerlo. Los odio tanto.- Dije entre lágrimas. Por fin, por fin me había desahogado. Sabía que algún día explotaría.Gastón tenía una mirada triste y sólo miraba abajo. No me atreví a mirar a Carlos. Subí a mi habitación y cerré la puerta de un portazo, me tiré en mi cama a llorar como hacía siempre. Empecé a gritar contra la almohada. odiaba esto. Odiaba todo.
GAS
Todo lo que dijo Lali era cierto. Nosotros estábamos muy lejos de ser una familia. Me dolió tanto lo que dijo, fue tan sincero. Toda esta familia se fue a la mierda desde que mamá murió y Lali era la más cercana a ella. Era su mejor amiga, era su todo. Tenía ganas de abrazarla, de decirle que la amaba más que nada, pero ella no me querrá ni ver. Todos estos añol he sido un imbécil con ella.
¿Cómo era capaz de si quiera dejarla que se viniera sola de la escuela a la casa?, ¿Sólo porque tengo que hacer algo con mis amigos o con chicas? Eso es verdad. Siempre los pongo a ellos primero que a ella Soy una puta decepción.
-Papá, yo...
-Creo que debería irme mejor. Dile que la amo.-Pronto cogió todas sus cosas y se fue- Todo empeoraba. Todo.Me senté en el sofa y me puse a pensar muchas cosas. Suspiré. Mi teléfono empezó a sonar
-Hey Gas, no te imaginas. Probablemente esa fue la mejor mamad...-Lo interrumpí
-No estoy de humor, Peter.
-¿Pasó algo? Sabes que me puedes contar.
-Si, Lali...
-¿Qué?, ¿Le pasó algo a Lali?, ¿Dónde Está?
-Sabes que vino papá y todo se salió de control, ella sólo dijo lo que ha sentido todos estos años. Ella empezó a llorar y nos dijo que nos odiaba. Fue horrible ver a mi hermana así.
-Espera, voy para allá.-Dijo y colgó.Diez minutos después Peter estaba aquí, se sentó en un sillón y yo le expliqué mejor.
-Es horrible. He sido todo un imbécil con ella. Papá y yo nunca hemos estado cuando ella más nos necesitaba, ¡ella nos necesita! Y yo sólo me preocupo por otras cosas. ¿Sabes cuántas veces la he escuchado llorando? ¡Todas las putas noches! Pero yo soy un cobarde como para preguntarle qué le pasa o decirle que todo va estar bien pase lo que pase.
Peter
Quería tenerla en mis brazos. Abrazarla, protegerla, estar ahí para ella como nunca nadie lo ha estado. Decirle que todo iba a estar bien al final.
Pero eso era imposible.
Me sentía como una mierda sabiendo que ella estaba así, tan deprimida. Que yo no podía hacer nada para cambiar eso.
Maldita impotencia. Sólo quería robarle una sonrisa, hacer que todo el dolor que siente se fuera.
La quería tanto, me estaba volviendo loco. Sólo la quería conmigo, a mi pequeña. Mía.
Estaba tan perdido en mis pensamientos que no me di cuenta de que estaba bajando las escaleras. Ella... tenía un suéter de Batman con unas medias negras. Ella esquivó mi mirada, se nota que estaba llorando.
-¿Y Carlos?-Le preguntó a Gas-
-Papá se fue, Lali.- Ella rodo los ojos.
-Maldito cobarde.-Dijo y subió hasta su habitación.No aguantaba más. No podía. Tenía que hacer algo. Tenía que hablar con ella.
-¿A dónde vas?.-Dijo Gas mientras veía que subia las escaleras.
-Al baño.-MentíToqué su puerta
-No quiero verte, Gastón. -Abrí la puerta con cuidado y ahí estaba ella,sentada viendo por la ventana. Volteó y me miró.
-¡Y a ti mucho menos!.-dijo y se empezó a acercar a mí para sacarme de su habitación. Yo tenía más fuerza y cerré la puerta.
-Sólo quiero hablar contigo, ¿te podrías calmar?
-¿Qué es lo que quieres?.-Dijo y me senté en su cama
-Yo sé como te sientes, pero lo peor es encerrarse en su propio mundo y deprimirse.
-¿Tú que sabes?, ¿Ya Gas te lo contó, verdad? Es un imbécil.
-Creeme, yo sé lo que se siente. Perder a la persona que más quieres y sentir que nadie a tu alrededor te puede comprender como esa persona hacía. Sentirte solo.
-Tú no sabes nada.
-Si, Lali. Yo perdí a mi hermano hace muchos años y no sabes lo mucho que me deprimí. Incluso pensaba quitarme la vida.-Ella se sentó en la cama y me miró.-Pero después comprendí que eso era lo peor que podía hacer, deprimirme. Hice muchas cosas que jamás pensé que haría... Todo fue un desastre. No me gustaría que pasaras por lo mismo, simplemente no quiere que estés así.
-¿Qué cosas hiciste? Digo, si puedo saber.
-Un amigo me dijo que para olvidar todo por un momento lo mejor era drogarme.-Ella abrió la boca sorprendida.- Incluso me hacía daño a mi mismo, golpeaba las paredes con fuerza e incluso rompí el espejo que tenía en mi cuarto. No quiero que nunca pienses en hacerte daño, pequeña, nunca.
-¿Por qué haces esto?
-Me importas, Lali. Aunque no lo creas.-Ella se acercó a mí y me abrazó. Y me di cuenta de que todo lo que quiero estaba ahí, conmigo. Todo lo que siempre he desado.
-Creo que deberías de hablar con Gas.
-No quiero.-Dijo ella escondiéndose en mi pecho.- Hablando de él, ¿donde está? Digo, si te viera aquí ya te hubiese matado.- Yo reí.
-Pues le dije que iría al baño.-Ella empezó a reír y me sentí completo. La había hecho reír.
-Peter...
-¿Sí?
-No quiero que te vayas.
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ERES MÍA, PEQUEÑA
FanfictionMariana Esposito y Peter Lanzani. No tenían muchas cosas en común, sus edades eran distintas, sus maneras de caminar no coincidían y mucho menos la estatura. nunca pensaban igual, tenían ideas muy diferentes. el era dueño de sí mismo, ella una niña...