《-Capítulo trece-》

118 6 1
                                    

[Santuario de Athena]

Sasha se encontraba revisando algunas cosas del santuario, cuando sintió un llamado de ayuda urgente, una voz suave pedía plegarias por ella ¿Quién sería?

Como toda niña, su curiosidad le ganó, salió fuera de la cámara del patriarca y fue con rumbo hacia esa voz.
Pero el llamado parecía muy lejano, fuera del santuario. Aún así quiso ayudar, entonces dejo de pensar en lo lejos que parecía ir al lugar y continuó caminando.

[En alguna parte lejana del santuario]

El galo abría sus ojos otra vez, había escuchado pisadas, alguien estaba ahí.
Miro a Milo, aún lo tenía en sus brazos, y su calor había disminuido.

─ ... ¡Ayu...!─ su gran problema era que no le gustaba pedir ayuda, sentía que estaba exagerando, aunque no fuera así. No lo gustaba pedir ayuda o que alguien le viera en ese estado.
Además era un aspirante a caballero, no se iba a rendir fácil.

Tomó una gran cantidad de aire, y se paro jalando con el a Milo. Su cuerpo también parecía haber recuperado fuerzas. No dudo en caminar, lo hizo con cuidado para no caer posar en falso otra vez.

Los pasos que escuchó hace unos instantes se habían hecho más presentes y fuerte tanto, que podía sentir esos pasos detrás.

─ ¿Y ahora que paso aquí?─ una voz gruesa y muy conocida se hizo presente, dejando sin palabras al galo.─ Habla ahora, ¿Quién trajo a quien?

─ Fui... yo

─ Anda, dame la cara y dime la verdad.─ el menor volteo y dirigió la mirada a su mayor.
─ Dime, que les pasó.

─ Yo vine aquí, no debí hacerlo, entonces trate de impedir...─ si le decía todo, tal vez le estaría quitando la oportunidad a Milo de ser un santo de oro.─ El solo estaba mirando hacia el abismo, yo lo mal pensé y fue cuando lo hice enojar y obtuve estás heridas.

─ ¿Y porque Milo está así?

─ Es... no lo sé. Simplemente se cayó enc- en... el suelo.

El patriarca acercó sus manos para pedir el cuerpo de Milo. Tomó al niño entre sus brazos.
─ Le preguntaré a él por separado, y si da una versión distinta a la tuya, ambos tendrán un duro castigo.

Camus soltó un gran suspiro, debió quedarse callado. Pero tampoco tenía una buena salida.
Está seguro que Milo diría una versión distinta a la suya, o tal vez mucho más cambiada. Sería imposible que piensen igual.

[ En el bosque]

La niña seguía el rastro de quién pedía ayuda, una voz suave y frágil lo llamaba.
Caminaba, caminaba y seguía caminando con todo eso aún no lograba llegar al lugar de donde venían esos llamados.

Fue así hasta que encontró una cabaña abandonada, de muy mal aspecto. Y los llamados provenían desde dentro.
Sasha entró al lugar con cuidado, y observó a una mujer de pelos rubios la miro suplicante.

─ ¿Qué le hicieron? Pobre de usted.─ le saco el pañuelo de la boca y la cuerda atadas a las delicadas piernas de esa joven.─ ¿Cómo llegó aquí? ¿Está bien?─ revisaba con cautela mientras aún se dirigía a sacar la última cuerda de las manos

─ ¡Sácame de aquí por favor!, me  tienen encerrada...

─ ¿Quién?

─ No se... Es un chico... pero sácame, me va a matar, ¡me va a matar!─ sacudía su cuerpo mientras lloraba.

─ No es cierto, nadie te va a matar. Estás mintiendo, te encerraron por otra razón.─ a pesar de ser todavía una niña humana, ella podía ver las intenciones de las personas.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 25, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El recuerdo de tu "Adiós" -AU-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora