[Sweet!]_KOOKMIN_

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Dos semanas después de lo sucedido, Jungkook caminaba hacia la cafetería en dónde Jimin trabajaba. Había hablado con él como su hermano le sugirió, haciéndole saber que quería comenzar a trabajar para ayudar con su parte de los pagos.

Jimin consiguió que su jefe le diera un lugar, ya que sería solo medio tiempo, el mayor le dió permiso de llevarlo a la cafetería para que lo pusieran a prueba y dependiendo de su trabajo le daría una respuesta sobre el puesto.

Aquella mañana había salido primero del edificio, Jungkook tenía una sola clase así que iría por su cuenta hasta la cafetería, le quedaba un poco lejos en realidad pero con el GPS no podría perderse, además la tienda era tan conocida que la encontraría en un instante.

Jungkook necesitaba ahorrar para estar al días con los pagos y darse uno que puto capricho, deseaba con ganas obtener la nueva consola de videojuegos antes de su cumpleaños y también debía comprar regalos para sus sobrinos que nacerían pronto.

Aún no olvidaba la conversación que había escuchado a escondidas, incluso el domingo cuando despertó pensó en que Jimin le daría un sermón por haber entrado a su habitación sin permiso, pero al contrario, el Omega le agradeció por los dulces que dejó sobre su escritorio alegando que se los comería en un dos por tres y que necesitaría mas en unos días.

La oportunidad que Jungkook deseó se estaba haciendo realidad y después de ver varios de los paquetes de gomitas en el cesto de la basura, supo que debía correr por unos nuevos, así que saliendo del instituto fue directo a una tienda de conveniencia para comprar las gomitas del omega. Cuando regresó a casa en la tarde, Jimin no se encontraba en el departamento así que volvió a entrar a su habitación pero con la diferencia de que está vez no dejó las cosas sobre su escritorio sino en su cama, porque conocía la rutina que tenía apenas regresaba del trabajo y estaba seguro de que se alegraría por encontrar su regalo alli.

Se abrió paso entre la multitud de personas cruzando la senda peatonal. Llegó al otro lado de la calle en unos cuantos pasos y suspiró de alivio al reconocer el nombre de la cafetería a unos diez metros de distancia. Limpió el sudor de sus manos en sus pantalones de jeans negros que Jimin había escogido para él horas atrás.

También vestía una camisa celeste claro y zapatos perfectamente lustrados. No era muy su estilo pero le quedaba bien de todas formas.

Caminó revisando que su cabello estuviera en su lugar una vidriera antes de la cafetería. Sonrió eliminando el reciente nerviosismo para finalmente dar paso a posiblemente su nuevo lugar de trabajo, pero se detuvo a mitad de camino cuando su mirada se topa con un lindo rubio sirviendo lo que parece ser un batido con pura concentración en sus ojos.

Se veía tan perfecto con la camisa blanca cubriendo su camiseta de cuello largo, parecía un modelo posando para una sesión de fotos con la temática de San Valentín en dónde se prepararían bebidas dulces y postres para los enamorados que visitaran su lugar de trabajo.

Pero su nube de pensamientos se esfumó al notar como Jimin le hacia señas para que entrara a la tienda. Se apresuró en hacerle caso y entró al lugar, dónde fue recibido por una cantidad excesiva de feromonas de omegas, y al notar las mesas a su alrededor, la mayoría eran chicas cuchicheando por lo bajo.

Entonces todo ese aroma dulce le hizo entender con lo que iba a luchar todos los días por al menos cuatro horas seguidas. Caminó hacia la barra donde Jimin lo esperaba con una sonrisa resplandeciente como si le alegrara verlo allí.

—Hey, aún es temprano—Saluda Jimin desde el otro lado.

—Hey, pensé en que debía llegar un rato antes, ya sabes para quedar bien delante del jefe—Sonrió de lado tomando asiento en uno de los taburetes—¿Cómo soportas este aroma tan dulce?—Se sentía sofocado y aún no hacia nada.