capítulo 19

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Pasaban las horas que hacían el atardecer aparecer de nuevo, y luego la noche, y luego de nuevo el día, hasta que sobre la tarde, era uno de los barcos que daba la alerta de tierra informando al resto con un chillido.

— ¡ tierra!

Gritaba con fuerza, haciendo que en el drakkar de Liv miraran hacia la zona señalada, igual que el resto de navíos que quedaban en silencio haciendo que solo se escuchara el sonido de las olas romperse por la velocidad de estos mismos y de los remos que pararon un segundo para luego volver al movimiento habitual.
Liv, sonrió ladeadamente, consiguiendo que los suyos hicieran lo mismo, teniendo en cuenta la preparación mental, ahora venía lo bueno, ahora al pisar tierra, los nervios y la ansiedad se desvanecían rápidamente dándoles más fuerzas y más ganas de sentir la arena en sus botas.
Observaba la tierra desde la distancia que cada vez era menos, su corazón parecía notar esa tensión, esas mariposas en su bajo vientre que la llenaban de intensidad en su interior por empezar y acabar con todo eso.

Momentos más tarde, los barcos ya tocaban tierra, viendo la playa desierta en donde Liv pudo reconocer haber estado ahí año y medio atrás, cuando se llevó con ella a los vikingos salvados de una antigua guerra pasada y devolviéndolos a su hogar natal, volviendo a Noruega con ella, saliendo de las playas francesas que ahora pisaba con más voluntad.

— curioso — decía Brenda.

— ¿ el qué? — preguntaba Ása.

— no hay franceses.

— ni ingleses — añadía Hervör.

— eso es porque están cada uno a diferentes lugares, bastante distanciados los unos de los otros. — respondía Liv al acercarse a ellas.

— ¿ creés que te están esperando? — preguntaba ahora Freydis.

— por supuesto — respondía divertida — sobretodo los ingleses y árabes.

— ¿ ha dónde quieres ir primero? — la pregunta de Gyda la hizo pensar.

¡Exacto!
¿ ha dónde iba en primer lugar?
¿ con Roberto? ¿ o con Harald?
Una buena pregunta y no sabía que contestar.
Se quedó en silencio por ello, no quería precipitarse, decidió subir al lomo de Seid y dejar que fuera ella quien escogiera el camino, si ir al castillo de Roberto, o ir hacia el otro lado en donde seguramente estarían los ingleses junto a los árabes.

Se colocaba delante de lo que llevaba al bosque, se acercó al oído de Seid.
— decide — le susurró.
Notó a la yegua soltar un bufido, viendo como Lur regresaba de su altura y se colocaba en su hombro, trayendo en una de sus garras un trozo de madera recién quemada.
Estaba claro que era de una hoguera reciente, se la traía directamente de las tiendas de campaña inglesas, era una señal, miró a su séquito — os iréis todos al castillo de Roberto, menos vosotros — señalaba a su comitiva personal, sus  Hird.

Asintieron todos sin rechistar, Gyda fue hasta ella — ¿ solo ellos?

— te necesito al lado de Roberto, no sé que puede llegar a pasar.

— ¿ te vas a llevar a Sir, no?

Se lo pensó — no, pero si a Ingrid. — miró a la aludida dándole una señal de cabeza para que se acercara — que descansen todos, que entrenen también, yo volveré lo antes posible. — le decía mientras Ingrid estaba al lado de Gyda ya — sube — le tendía la mano para que se colocara tras ella. — nos vemos en poco tiempo — añadía mirando a los ojos de Gyda, al instante supo que no estaba convencida con la situación.

Le daba ese pequeño puntapié a Seid haciendo que elevara su torso hacia arriba y empezara a galopar con rapidez, siendo seguida por su séquito de sus seis hombres, al cual, no incluía a Einar.
La miraba desde la distancia, sabiendo que al no ser llamado, era por algo en particular, y supo al instante el porqué.

LA ERA VIKINGA ( quinta temporada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora