Capítulo 3

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Pasaron los meses, llegó mi primer día en la academia ninja. Todos los niños y sus padres se encontraban en la entrada de la institución. Algunos de ellos lloraban por tener que despedirse se sus madres y padres, otros en cambio luchaban con ellos para que les dejaran irse.

Observé a Shikamaru cogido de la mando con su madre con la mirada perdida. Me gustaba la personalidad del Nara, era muy realista y de pocas palabras.

Llamaron a todos los niños para que entraran y dejaran fuera a sus padres. En el camino hacia el interior de la academia alguien se chocó contra mi.
Dirigí mi mirada hacia el causante del choque y me encontré con el niño que había estado buscando todo este tiempo.

-Ouch.

Rápidamente aparecieron miradas feroces por todos lados directas hacia el niño de cabello rubio. Me giré completamente hacia el mientras le tendía una mano para que se levantara. Me miró asustado y se cubrió pensando que le iba a golpear.

-Levanta-dije amablemente.

El niño tomó mi mano y se levantó de un salto, pero puso una gran distancia entre nosotros. Seguía mirándome con miedo, pero tenía un ligero sonrojo junto a un atisbo de curiosidad en sus ojos. Ambos nos dirigimos al cúmulo de niños a esperar a que nos separaran por clases.

-Edward Aoboshi.

Al decir mi nombre todos los padres con aspecto de ser ninjas que se encontraban apartados de los niños dirigieron su mirada hacia mí y empezaron los susurros. Susurraban sobre el porqué el heredero del clan Aoboshi se encontraba ni más ni menos que en la academia ninja de Konoha, que supuestamente entrenaba a niños con el fin de preservar su lealtad hacia la aldea y defenderla con tu vida. Nadie se creía lo que estaba viendo, como he repetido en muchas ocasiones, el clan Aoboshi se caracteriza por no estar de lado de ninguna de las aldeas y países por la seguridad de las mismas. Nadie tenía claro lo que pasaría de ahora en adelante, pero en lo que todos estaban de acuerdo era en que esto causaría grandes cambios, para bien como para mal.

Caminé lentamente hacia el grupo que me indicaron, en mi clase habían varias personas provenientes de clanes, pero no abundaban, la mayoría eran hijos de civiles que si mi intuición no me falla, se irían al cabo de los meses o como mucho años por qué seguramente no estarían echos para ser ninjas.

Varios niños de clanes dirigían su mirada hacia mi persona sabiendo que yo no debería estar aquí según sus padres, pero eso no hizo que me faltarán el respeto, al contrario, varios me adulaban sabiendo el poder político y físico que tenía mi clan.

Pasó el tiempo y cada vez me tomaba más en serio los entrenamientos con los integrantes de mi clan. Mi progreso era mucho más rápido que el promedio y eso hacía que me fuera más sencillo el aprender otras cosas. Después de haber aprendido a controlar bastante bien el manejo de chakra me dispuse a aprender el arte del sellado y varios tipos de jutsus. Odiaba con todo mi ser el taijutsu, que sí, que es muy útil, pero no le quita el requerimiento de esfuerzo físico constante.

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-El taijutsu es algo que ha sido utilizado desde el principio de los tiempos, evolucionando hasta que se convirtió en algo imprescindible en el mundo shinobi. Como muchos sabéis, el taijutsu es algo obligado en la academia, pero no es por gusto, es porque te puede salvar en el momento de tu muerte.

La mitad de la clase atendía mientras que la otra mitad estaba en su mundo. Yo escuchaba pacientemente al profesor mientras recordaba las clases que me habían dado anteriormente en el clan. Todo esto ya me había sido explicado en casa pero no estaba de más repasarlo en clase.

-Quiero decir algo, y debéis prestar mucha atención a lo que os voy a comentar; el mundo shinobi no es fácil, mataréis a mucha más gente de la que salvaréis, y eso no se podrá remediar. Los altos mandos os dirán que son el enemigo y tendréis que matarlos aunque tengan mujeres, esposos o hijos. Sí decidís que queréis seguir por el camino shinobi tenéis que saber esto primero. Ahora, ¿Alguien quiere dejar la academia? Nadie os juzgará por ello.

Varias manos se levantaron y con ello los niños que las levantaron se fueron con una mirada asustada. Los que se quedaron tenían miradas de determinación en sus rostros, pero aún así se podía oler el miedo a leguas.

Llegó la hora del patio y salimos del aula para comernos el almuerzo.
Miré con detenimiento el bento que fue preparado por una de las cocineras de confianza del clan, pasarán siglos y todavía no me acostumbraré a comer esto en vez de un bocadillo y un zumo para almorzar.

Suspiré y me dirigí a un árbol apartado que le daba la sombra del edificio. Pensé en socializar con los otros niños pero me di cuenta de que sería poco productivo ya que los únicos niños de clanes que había en mi clase eran irrelevantes y tampoco se mencionaban en Naruto.

Abrí mi bento y empecé a comer tranquilamente mientras miraba a los otros niños jugar. Los profesores partían las horas del almuerzo para que los niños de otras clases no se juntaran entre ellos, supongo que sería para que no haya tanto escándalo. Me puse a divagar sobre taijutsu y control de chakra hasta que me di cuenta de que todavía no sabía cuál era mi afinidad. Suponía que debía ser o agua o viento ya que aquellas eran las habilidades elementales que poseían la mayoría de las personas de mi clan. Era bastante raro que hubiera personas con afinidad al agua y al viento en el país del fuego ya que en el predominan los elementos de fuego y tierra, pero es normal ser extraño y hablamos del Clan Aoboshi, en plan, literalmente es como una especie de aldea creada en una aldea.

Luego pensé en el Fūinjutsu, o cómo me gusta llamar más a mi; arte del sellado. Se me hacía más fácil acordarme de ese nombre. El arte del sellado es un tipo de jutsu en el cual una o varias personas son capaces de sellar o almacenar seres vivos, chakra u objetos en pergaminos, personas o cualquier otro medio de almacenaje. Un sello puede ser removido si la persona que lo quita tiene un mayor nivel de chakra que la persona que lo hizo. El sellado era algo sumamente complicado, y aún con mi mente de adulto no podía comprenderlo bien. El Fūinjutsu es como la ciencia y las matemáticas, y a mi siempre se me dieron bien, pero esto es como encontrar un problema el cual no sabes la respuesta; es tan complicado que quieres renunciar pero a la vez quieres seguir indando y encuentras más preguntas que soluciones.

No me di cuenta de que la hora del patio de acabó y seguí pensando hasta que un profesor me llamó la atención.

-Ey tú, niño, ya es hora de entrar a clase. Deja de pensar en bobadas y entra ya.

Agradezco tener un profesor majo en vez de esta escoria.
Uy, hacía mucho que no me enfadaba por tonterías, lo hechaba de menos.

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Aclaraciones:

Hablo de Edward como si fuera un espía, pero en realidad no lo es como tal, solo presta más atención que la mayoría en torno a lo que ocurre en Konoha y piensa en cómo podrían afectar sus acciones en ella. También controla el cómo ven a su clan fuera de lo que es el terreno el día propiedad y lo habla con su madre.

(1291 palabras)

||El heredero del Clan Aoboshi|| NarutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora