Anne toma de manera delicada el borde de la falda de su bella acompañante, sonríe levemente con picardía reflejada en sus comisuras, le tienta a seguir con el juego, le reta a ver hasta donde es capaz de llegar, así que sin mesura sube su mano lentamente bajo la suave tela, mirando fijamente el recorrido de su mano, provocando un escalofrío por parte de Emma, arrancándole de sí más de un suspiro, la cual a causa de la tentadora sensación le tiemblan las piernas, no sabe si es por los nervios o por la sensación de hacer algo prohibido, pero poco o nada le importa, ya que permite que la juguetona mano llegue hasta donde se le dé la gana, Emma avanza un paso más cerca de su acompañante, sentada frente a ella, y abre las piernas con una mirada lasciva y una sonrisa juguetona, sabe perfectamente lo que este acto genera en su amante, así que usa sus encantos a su favor, relame sus labios de manera lenta, pasa su delicada lengua sobre los carnosos pétalos y mira fijamente a su amante, suspira al sentir hasta donde ha llegado la juguetona mano y sonríe, la música empieza a sonar de fondo como un suave murmullo que las alienta a desearse más, los sensuales compases hacen un juego perfecto con los suspiros y leves gemidos de Emma.
Anne mira arriba maravillada con la actitud obediente que le ofrece Emma, detalla su cuerpo lentamente, nota como su corto vestido lila se ciñe a la perfección a su cuerpo, su cabello castaño levemente desordenado, sus ojos bañados de pasión, como la luz roja de la estancia la cubre como una suave manta y le añade erotismo a su esbelta figura, así que la invita a sentarse sobre ella, la cual accede encantada, pegan sus pechos y un suspiro de deseo sale de ambas, Emma mira los labios de Anne con hambre y relame los propios por segunda vez en la noche, se limita a eso a solo verlos con deseo, hasta que llega el punto en donde el deseo es tal que es inevitable rozar los labios, pasar la línea del pecado y entregarse al placer, primero es un leve roce de labios, un juego delicado de tentar, después sus lenguas danzan como un suave baile dirigido por Anne, sus manos recorren la delicada figura de su amante y con fuerza toma sus caderas le genera una leve presión para pegarla más a sí misma, después de unos cuantos minutos de aquel juego Emma se levanta y empieza a modelar su figura para Anne.
Anne sonríe nerviosa, y con su mirada sigue el camino de las curvas que se pavonean frente de sí, recorre con la mirada una y otra vez el cuerpo que tiene a su completa disposición, alza la mano levemente a la dirección de su amante y toca la delicada piel de porcelana con demanda, disfruta ver de las expresiones de su amada Emma, en este momento, como en los anteriores, le puede importar poco o nada el hecho de que ambas estén cubiertas por una leve capa de sudor y menos aún que aquella chica que se deleita balando para pavonear sus encantos sea su hermana.