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El omelette dulce que le gusta a Jimin, los vegetales salteados que le gustan a Jin y... los muffins que hice ayer. Me pregunto si todavía quedan naranjas, ojalá haya suficientes para hacer un jugo.

Sé que es muy tarde, pero quiero seguir durmiendo un rato más.

Como anoche me dormí llorando, me pesan un poco los párpados y justo cuando decido volver a dormir, algo suave se posa sobre mis labios. Cuando abro los ojos, me encuentro con unas largas pestañas. Jimin me está besando. Es como un niño consentido, muchas veces.

-A-Amo Jimin... Ya a-amaneció...

-Lo sé...

-Y-Ya basta... -Lugo de besarlo yo también unas cuantas veces, me separo lentamente de él. Entonces Jimin me mira con las mejillas infladas, parece que quería seguir besándome. Cielos, de verdad es como un niño.

-Es la primera vez que duermo con una persona sin haber tenido sexo con ella. -Susurra mientras me envuelve en sus brazos y acomoda su cabeza en mi pecho.

-Pues para mí es la primera vez que duermo en la misma cama con otra persona. -Acaricio el pelo de Jimin como una madre acaricia a su hijo, de alguna forma me siento como una madre de verdad.

-Claro, claro, he sido tu primer hombre. -Hablando como si todavía estuviera medio dormido, se acomoda mejor en mi pecho.

-No hable así, que suena como otra cosa.

-Suena como lo que es. Te di tu primer beso, fui el primero que durmió contigo... Sólo falta que tengas sexo conmigo por primera vez.

-¡Y-Ya empezó a hablar de esas cosas! -Quién sabe qué habría hecho si anoche me hubiera tomado a la fuerza, ahora me pregunto eso. Si hubiera ocurrido... Si de verdad hubiera ocurrido supongo que habría terminado lográndolo. No es tan así. No debo decirlo así, porque en el fondo, muy en el fondo, lo estaba esperando. Que me tomara a la fuerza. No obstante, en lugar de eso me cantó esa canción de cuna hasta que me dormí.

Menos mal que fue así.

Porque anoche estaba tan triste que me hubiera importado un comino que me hiciera daño. Y cuando hubiera terminado me hubiera sentido aún peor.

-Amo Jimin, suélteme ya, por favor. Que tengo que ir a preparar el desayuno.

-Quédate así un rato más...

-No puedo, tengo que volver a mi cuarto y cambiarme.

-Si te sales de la cama sin mi permiso me voy a enojar.

- ¡Ya deje de ser niño! -Me libero de los brazos de Jimin y de inmediato me bajo de la cama. -Venga al comedor cuando llegue la hora del desayuno, ¿sí?

-No te vayas todavía. -Ver a Jimin estirando sus manos hacia mi como un niño consentido, en mi rostro se dibuja una sonrisa.

-Cierto, amo Jimin. ¡Buenos días! -Diciendo sólo eso y sin esperar a que Jimin responda, salgo del cuarto.

¿Me estoy riendo?

Por alguna razón estoy muy animado. Tapando mi boca con ambas manos, regreso a mi cuarto.

...

-El desayuno de hoy también está muy bueno. -Complacido, Jimin saborea el desayuno que preparé. Dijo que quería desayunar a la luz de la luna de la mañana, así que me pidió que lo sirviera en el salón de té. Esta vez le puse jarabe de maple al té con leche en lugar de la miel de siempre, me pregunto si se habrá dado cuenta.

- ¡Otra vez está dejando las zanahorias! ¿No le he dicho que es malo ser quisquilloso? -En el plato de verduras salteadas, sólo quedan los trocitos de zanahoria.

Lágrimas de mariposa blanca /JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora