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Los carruajes se detuvieron en la entrada de Hogwarts. Todos los Slytherin ya estaban acomodados por casa y por grupo imitando a los demás estudiantes de Ravenclaw, Hufflepuff y Gryffindor; como era característico de otros años cada estudiante pasaba por número de lista empezando desde los grupos más avanzados hasta los de primer año que serían seleccionados en sus respectivas casas por el sombrero seleccionador. Draco como siempre protegía a su princesa de las miradas acosadoras de chicos de otras casas y sobre todo de otros grupos pues como si no fuera suficiente que la belleza de la chica llamará la atención ahora llevaba el título de ser la campeona más joven del torneo de los tres magos en la historia del mundo mágico.

-Draco- llamó de manera arrogante su moreno amigo que, a su vez, sostenía del brazo a su novia. -¿Quién ese ese Ranvenclaw?-

El rubio dirigió su mirada gris a la misma dirección que Zabini. Frunció el entrecejo al darse cuenta de que en las hileras de los estudiantes de sexto año de los uniformados azules había un chico que prestaba más atención de la debida a su hermosa princesa. No solo que el chico del que hablaba era en todos los aspectos nuevos para el Slytherin sino que también aquel águila se atrevía a mirar a Elizabeth con atrevimiento, arrogancia y un tanto de coqueteo.

El Slytherin al darse cuenta de la osadía se puso a un costado de la castaña y fulminó con la mirada al mayor.

-No lo sé, pero pronto le quitare esa sonrisa de su rostro- bufó molesto- yo mismo le partiré la cara a ese idiota-

Elizabeth que hasta el momento había permanecido sumergida en sus pensamientos se dispuso a mirar en la misma dirección que su querido rubio pues que se haya puesto así de la nada a un costado suyo no era para otra cosa más que para protegerla de algún coqueteo irrelevante. Sin embargo sus latidos se detuvieron al cruzarse con el sujeto que tanto amenazaba el príncipe de Slytherin a tal manera que casi titubeaba a grandes rasgos perdiendo la compostura y toda elegancia; era imposible no abrir más los ojos de la sorpresa. Si antes Elizabeth estaba perdida en la nada, pensando en su peligrosa y delicada misión dentro de Hogwarts, toda atención se vio desviada a un chico de cabellos pelirrojos y delicadamente largos, ojos verdes y piel tan blanca que podía jurar la leche era más obscura en comparación, trago saliva discretamente y con todas las fuerzas de su ser desvió la mirada de nuevo a la nada.

-¿Otra vez cambiaron al maestro de DCAO?- Daphne fue la chica que le salvo la vida, lanzando una pregunta que ya sabía a la perfección.

-Dolores Umbridge- contestó de manera monótona la castaña- La mandaron del ministerio de Magia-

-¿Por qué?- pregunto la rubia. Las filas de Slytherin comenzaron a avanzar para poder entrar al gran comedor. -¿Por el mentiroso de Potter?-

-Están haciendo mucho escándalo por un estúpido que quiere llamar la atención- fue Draco quien completó la posible respuesta de la rubia.- Elizabeth estuvo en el mismo lugar que él y...-

-Suficiente- llamó en alto la mencionada. Todos la miraron, en especial Draco que hasta el momento la tenía agarrada de la mano- Perdí la memoria por un Crucio que nadie sabe de dónde llego; eso ya es bastante extraño así que no quiero saber nada del tema.-

Las personas presentes se callaron. El ambiente se tornó ligeramente más tenso cuando Elizabeth soltó a Draco de la mano y se acomodó la túnica del cuello. Sus delicadas y pálidas manos acariciaron el pequeño fragmento desnudo de la parte inferior de su cabeza y con precaución bajaron por la cadena que se ocultaba bajo la camisa de cuello. Suspiró y adelantó el paso.

Draco no hizo nada más que mirarla ¿Se había pasado con el comentario?; él la conocía de sobremanera desde que tenían nueve años y estaba completamente seguro de que las vacaciones de verano no habían sido las mejores para su princesa, en caso contrario su aura no estaría tan oscura y frívola como lo estaba en ese instante.

Ella, Una Slytherin |Draco Malfoy| (#2) - AUTORA ORIGINALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora