Capítulo 3

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Es otro día negro en la capital. El aire ruge fuertemente levantando las primeras hojas secas que han comenzado a caer de las copas de los árboles. El final de octubre está a la vuelta de la esquina y ya algunas casas comienzan a poner grotescas decoraciones en sus porches para celebrar la llegada del día de los muertos. Helena sonríe al pensar como la sangre y las telas de araña serán sustituidas al cabo de unos días por delicadas luces de colores y decorados navideños.

Se abraza a sí misma buscando algo de calor cuándo ve el gran letrero luminoso que anuncia la entrada a la discográfica. Casi no ha pasado el umbral de la entrada cuando el calor comienza a subirle por todo el cuerpo llegando hasta sus mejillas que toman un color rosado. El corazón parece palpitar más lento que de costumbre haciendo que todo su cuerpo tiemble de anticipación. Quizás no fuese tan buena idea después de todo, pero ya está aquí y está dispuesta a hacerlo.

Saluda a la recepcionista del lugar. Le recuerda mucho a la chica que trabaja en el bufete, el mismo cabello rubio recogido en un perfecto moño y ojos verdes profundos, podrían ser gemelas.

Avanza a paso rápido por el recibidor ganándose las miradas curiosas de algunos presentes. Nerviosa ajusta más a su cuerpo el cinturón que mantiene cerrado el abrigo, ciñéndolo más a su esbelta figura. A su alrededor todo el mundo parece saber su plan, hacia donde se dirige y qué va a hacer.

"Es solo una mala jugada de tu mente" se recuerda.

Conoce de sobra el edificio y dónde se encuentra el despacho de Niall. No es la primera vez que lo visita, aunque esta vez quizás es algo diferente.

Al final del pasillo puede ver la tenue luz de una lámpara colarse por el hueco de la puerta sobre la que cuelga un letrero con el nombre del sujeto. Es la única luz que permanece encendida. Helena no puede evitar sonreír de lado al pensar que tienen toda la planta para ellos. Mira su reloj de muñeca una vez que ha llegado hasta la puerta tras la que Niall se oculta.

Las 8:00 p.m

Tras la gruesa madera Helena aún puede escuchar la suave melodía de una guitarra, podría jurar hasta sentir la acompasada respiración del rubio a medida que sus dedos rozan las cuerdas del instrumento.

"Vamos" murmura dándose ánimos a sí misma. Posa la mano sobre la dorada manecilla de la puerta que resalta su cuidada manicura rojiza y su dorada piel.

La melodía se para bruscamente cuándo la puerta cede revelando a un Niall atónito sentado en su escritorio con el instrumento sobre sus piernas. La mirada del chico se clava rápidamente sobre la distracción que le ha obligado a abandonar su composición. Está algo despeinado y sus mejillas tienen un tono rojizo debido al calor que emana de la habitación, es adorablemente sexi y lo peor es que él es plenamente consciente de ello.

Helena casi podría jurar como los nervios recorren su cuerpo una vez que cierra la puerta a sus espaldas . Sin decir palabra comienza a caminar hacia la mesa sin apartar la mirada de los azules ojos en los cuales le gusta perderse en secreto.

"Oh" traga grueso buscando las palabras. Está nervioso y a Helena le encanta. La adrenalina sube por su cuerpo a cada paso que da dejando qué el sonido de sus tacones contra el pulido mármol aumenten la tensión sobre el chico. "No sabía que hoy teníamos una reunión programada" deja la guitarra a un lado sin despegar la mirada.

Una sonrisa de lado se dibuja en el rostro de Helena, niega levemente con la cabeza. El chico está a escasos centímetros, solo tiene que estirar su brazo para rozar la escasa piel de su cuello que no logra cubrir la camisa azul que está usando.

"Pensé que te alegrarías de verme" esboza una mueca escondiendo su labio isuperior bajo el inferior. Puede que quede una leve marca  en su barbilla debido al carmín rojo, pero ahora mismo no le importa. "Si quieres puedo irme" sus dedos trazan círculos en el cuello del chico sintiendo como su piel va erizándose.

If I can't have youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora