Capitulo 30 Segunda temporada

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La entrada fue un espectáculo de luces, personas elegantes y algunos periodistas. Al parecer mi madre hacia parte de algo importante y yo no lo sabía. Pero como saberlo si se ocultaba tras cuatro paredes que por dentro encerraba todo el ruido y aunque la idea me molestaba, no estaba allá para discutir, estaba para reconciliarme, dado que conociéndola sé que nada bueno podía esperar, lo mejor era no hacerme tantas esperanzas. Tal vez mi hermano Dan pudiese manejar mejor este momento, pero yo no me sentía muy capaz.

Estaba muy nerviosa, en una mano tenía un pequeño ramo para entregárselo cuando la viera y la otra estaba entrelazada en el brazo de Sam. Me encontraba preocupada por su reacción y hasta me llegue a imaginar ¡Como con su desprecio me tiraba las flores! o en el peor de los casos, me ignoraba fingiendo que no me conocía, no sabía que me dolería más, pero hoy lo iba a comprobar. Estaba contando con mucho apoyo para este momento y no iba a renunciar, aunque las piernas me temblaban un poco más de lo normal por el hecho de tener unos hermosos y dolorosos tacones de una sola noche.

Sam llevaba un smoking que le quedaba perfecto, era justo para su cuerpo y daba la apariencia de verse más alto y delgado, me sorprendió cuando lo vi, nunca lo había visto tan elegante, al principio no lo reconocí, si no es porque me llama por mi nombre, nunca lo habría notado. Para mis ojos en realidad él jamás se vio mal, era de un estilo relajado como yo, sin embargo, este estilo, era algo que nunca había visto de él y me encantaba. Me hacía sentir de cuento, a pesar de que sentía vergüenza, pues no era por eso que no lo soltaba del brazo, sino que sentía que me caería por lo que llevaba puesto. Él solo me sonreía y aguantaba el peso que colocaba en él.

Nuestros asientos se encontraban muy cerca a la tarima, tanto para yo verla claramente, pero sabía que ella a mí no y eso me tranquilizaba.

Apenas apareció con la orquesta, baje mi cabeza a mis rodillas como un impulso, pero Sam tomo mis brazos y me levanto para poder verla. Durante el concierto su mirada era de mucha concentración, hace bastante tiempo no la veía tocando de esa forma, y por un momento sentí celos del violonchelo que sostenía. Pasaba más tiempo con él que conmigo, le había comprado más cosas para cuidarlo que a mí. Pero no quería pensar en eso. Hubo un momento en que la llamaron, ella se levantó y luego de que la presentaran tras unos cuantos aplausos se ubicó justo al lado del director de la orquesta. Ella comenzó a tocar la melodía de mi padre, que él solía tocar cuando estábamos los cuatro, nunca la llego a presentar, yo solo cerré los ojos y por mi mente paso mil imágenes al lado de ella, al lado de mi padre y mi hermano, también recordé él día en el que me entere de su muerte y todo me daba vueltas; sentí el brazo Sam acercarme a él y con pequeñas palmaditas reconfortarme, no me había dado cuenta que tenía unas cuantas lagrimas atrapadas en su abrigo y mis mejillas, después de que termino, me di cuenta que una de las principales y más alabadas del concierto era ella, después de un rato ya me había compuesto y vuelto a la normalidad. Cuando todo termino mi corazón comenzó a latir rápidamente y antes de entrar a los camerinos Sam me peino y me acomodo un poco, luego puso en mis manos las flores. Pedimos indicaciones sobre donde ella estaría y gracias a Sam que mostro algo pudimos entrar a los camerinos, una vez llegue a la puerta mientras la gente entraba y salía, impulsivamente me devolví, no lo podía hacer, todo saldría mal era como tirarme a un acantilado, Dan debería estar en mi lugar, y mientras me sumergía en mis pensamientos mis pasos iban rápidamente a la salida hasta que justo en frente, como si hubiera sido el destino estaba ella y a su lado un hombre que le entregaba un gran ramo de flores dejando a las mías algo insignificantes, antes de que pudiera ocultarme su mirada apunto hacia mí y la sonrisa que llevaba desapareció. Fue un mal indicio para mí y tuve más nervios, cuando inevitablemente estaba justo a dos pasos de ella, no pude pronunciar ni una sola palabra.

—¿Qué haces aquí? —me pregunto sorprendida, yo no pude responder y fije mi mirada en el suelo por un momento -Casi no te reconozco con el vestido y tu peinado te ves...

Ella es míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora