──── ¿Qué? ────el primero que rompió el silencio fue el peruano, primero estuvo atónito para luego pasar a creer que era una broma, una broma que lo estaba molestando infinitamente, se convenció así mismo de no gritar, pues aún tenía el sentimiento latiente de miedo en él.
──── ¿Por qué no me hiciste caso? ────volvió a preguntar estresado, ¿había sido muy suave? o ¿No había quedado claro? lo dejaba solo unos minutos y lo encontraba hablando con Colombia mientras lo miraba como diciéndole que no le importaba lo que le ordenara.
──── ¿No fue una "advertencia"? ────hizo comilla con sus dedos aparentando calma, realmente no sabía porque había querido provocarlo, tal vez solo quiso demostrare quien tenía el control en la relación.
Una pequeña risa inundo la habitación, Argentina realmente estaba contraído, esperaba que su novio lo escuchase, pero al verlo aguantando el enojo le dio un claro mensaje, iban a discutir de nuevo o pelear.
¿Era tanto pedir un poco de obediencia?
Él era obediente, solo pedía lo mismo y un poco más.
────Eres desobediente, odio que seas así. ────respondió.
────Odio que tú me ordenes algo, no seas estúpido, tú no puedes decirme que hacer, ni hoy, ni nunca. ────se alteró, esa molesta palabra lo volvía loco "ordenar, ordenar, ¡ordenarle!" como si tuviese un dueño, sentía que se ponía una correa solo en el cuello, no quería aquello, tener que obedecer como si fuese una muñeca que controlan, que tocan a su antojo ────No eres nadie para decirme que hacer. ────le daba asco solo imaginarse así mismo obedeciendo al argentino.
────Soy tu novio, que, te recuerdo, cielo, me abstengo de hacer muchas cosas contigo, me golpeas, me empujas, gritas, haces lo que quieras conmigo y yo te lo permito. ────enumero todo, lo que debería ponerlo triste, en cambio su reacción era otra, el amor lo había orillado a encariñarse con ese trato brusco y desconsiderado, amar los moretones en sus costillas y apreciar las cicatrices por los arañazos que le daba su amado ────No te toco si no me dejas, me echo al filo de la cama por ti, nunca he tocado un tema que no quieras.
────Dijiste que me esperarías, que no te importaba si teníamos o no relaciones. ────también recordó.
────Eres mi novio, es normal que quiera un poco más que unos abrazos y cortos besos, pero te quiero y por ello no lo hago. ────le sonrió cálidamente, si hablaba adecuadamente podría evitar tener que golpearlo.
────No lo haces porque no puedes, no porque te importe. ────soltó desesperado, lo malo de tener miedo era aquello que ahora experimentaba, hablar tonterías sin sentido.
──── ¿Entonces si ahora mismo te empujo y amarro contra el sillón es porque no me importas verdad? tengo más fuerza que tú, no me costaría ningún esfuerzo bajarte el pantalón y cogerte. ────no obtuvo ninguna respuesta, dejo que el miedo le consumiera el interior, que se hiciera idead, el miedo era un arma que le gustaba emplear de manera sutil ──── ¿Ves? yo te amo, por ello no te hago nada y tú te quejas cuando te quiero tocar la cintura o pongo mis manos bajo tu camiseta, podría coger contigo en la mesa y nadie diría nada malo, eres mi novio, si tenemos sexo sería lo normal.
──── ¡Cállate! ────parecía que se tiraría encima del rubio en cualquier momento,
────Y solo te pido que dejes de hablar con Colombia. ────volvió al origen de la conversación inicial ──── ¿No es mucho lo que te pido, verdad cielo? que dejes de querer provocarme, mi amor, yo siempre te escuchare, yo si te hare caso a diferencia tuya. ────lo manejo de manera correcta se auto afirmo al verlo dudar, esa expresión de confusión le gustaba tanto ──── ¿Dejaras de hablarle a Colombia? ────lo acorruco en su pecho dándole suaves besitos en la frente.
────Si, ya entendí. ────murmuro dejándose ser, realmente no era tan malo ceder un poco a veces.
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