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—Señor Jisoo, ¿puede darnos un poco del pan que trajo?

No sabía cómo pero Jisoo estaba en nuestro viaje de regreso. Hyunjin tampoco lo creía todavía. Estaba seguro que este viaje pondría un poco tensas las cosas en la hacienda pero desafortunadamente yo no podría hacer nada para cambiar el hecho de que mi hermano regresase.

—Comer mucho pan hace daño, mejor coman fruta, también les traje un poco de verduras.

—¡Es igual a papá, él siempre nos obliga a comer verduras! No es divertido señor Jisoo —la pequeña Hyobin parecía muy molesta, se cruzó de brazos y se giró hacia la ventana.

Jisoo venía en medio de los dos torbellinos, el niño con el que compartía nombre sí recibió las verduras sin hacer mucho alarde. Hyobin era idéntica a Jeonghan, no solo físicamente, sus comportamientos eran iguales. De jóvenes Jeonghan se negaba a comer verduras, incluso Chan siendo un niño se lo pedía como favor, Jisoo le terminaba dando en la boca tal y como lo hacía con su pequeña hija en aquel viaje.

—¿Ves que no saben mal?

—Solo por que usted las preparó.

—Yo también quiero.

Jisoo me sonrió y en lugar de verduras me dio una manzana.

—Parece que a Jun hyung le encantan las manzanas, ¿se lo tengo que atribuir a algo? —dijo Hyunjin, apenas despegando la vista del camino.

—De niño era fácil conseguirlas, era más sencillo que probara una a que probara un mango por ejemplo.

—Papá pide que nos cocinen muchos postres —el pequeño habló muy emocionado, en el proceso golpeó a mi hermano y claro que esto cohibió demasiado al torbellino que pasó a ser apenas una leve ventisca—, lo siento mucho señor Jisoo, no era mi intención, por favor perdóneme.

—No fue nada, ¿quieren más verdura?

—¿Trajo té? —preguntó Hyobin, nada parecía detenerla a ella.

Hyunjin y yo dejamos que los tres convivieran tranquilamente.

—Oye, Jeongin dijo que preparó un postre de manzana, seguro te gustará.

—Seguro que sí —hablé mordiendo mi manzana. Miré hacia afuera pensando en Chan, yo seguía esperando verlo.

—Que fuerte lo de Chan, se veía la cara de Jeonghan casi explotar, ese cinismo que se carga tu novio es increíble.

—Cállate.

Con miedo miré hacia los asientos de atrás. Por fortuna ninguno de los tres parecía interesado en nosotros, giré nuevamente hacia Hyunjin.

—¿Qué? —respondió confundido.

—No vuelvas a decir eso, no frente a ellos u otra persona.

—Bien.

El camino siguió en silencio. En algún punto me dormí y al despertar encontré a mi hermano dormido junto a ambos niños. La linda Hyobin dormía con su cabeza sobre el regazo de mi hermano y Jisoo recargado en su hombro.

Hyunjin tenía la vista fija en el camino.

—No falta mucho para llegar, ellos llevan ya un rato dormidos pero lo más seguro es que quieran seguir durmiendo.

—¿Qué hora es? —pregunté.

—A juzgar por como se mira el cielo...son alrededor de las siete, probablemente siete y media. Llegaremos como a las ocho, tengo que desviarme para el combustible y supe que el más cercano estaba algo retirado de donde estamos, además debemos pasar por un encargo de Jeonghan, mientras más tarde más seguro, según la señora que habló conmigo. No entendí su punto.

RosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora