"It was divine". [𝒕𝒔𝒖𝒌𝒊𝒚𝒂𝒎𝒂/𝒕𝒆𝒓𝒖𝒚𝒂𝒎𝒂]

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La vida siempre va por altos y bajos, mientras más edad vayas ganando te enfrentarás a cosas nuevas y tendrás que dar cara a los problemas, a las nuevas cosas que aprender.

Yamaguchi vió hacia atrás, lo que su vida solía ser teniendo sólo dos amigos cercanos y uno de ellos, quién fue algo más que eso, le lastimó. Ahora miró el presente, y no podía estar más satisfecho de sus logros. Aprendió y maduró bastante, conoció a alguien que le hace feliz.

Como en ese instante, dónde no podía ser más feliz. Sus emociones estaban totalmente alteradas y su sonrisa simplemente no podía ser más grande.

—¿E-Estás enamorado de mi? —Dijo viendo los ojos de Terushima, quien le abrazaba por la cintura y le sonreía de vuelta.

—Totalmente —Respondió el y Yamaguchi se escondió en su cuello, sus ojos se humedecieron sólo un poco ya que la felicidad y la sensación de sentirse amado le rebalsaba.

—Yo también. Sin darme cuenta me enamoré de ti —Susurró y Teru se apoyó en su cabeza.

Se quedaron en silencio unos segundos, simplemente abrazados y cayendo en cuenta que ahora ambos estaban conscientes de lo que sentía el otro. Yamaguchi de pronto se sintió algo nervioso, tuvo dudas, dudó de sí mismo, pero todo se calmó con solo unas palabras de Yūji.

—¿Puedo besarte otra vez, Pequitas? —Susurró. Yams levantó la cabeza y sin decir nada le besó, suave, lento, tierno. Teru con una mano acarició su mejilla mientras le besaba como deseó tanto tiempo.

Simplemente no había un ser humano más perfecto que Yamaguchi.

Caminaron en silencio y tomados de la mano tímidamente hacia la casa de Terushima. Luego de haber avisado a su madre que dormiría allí, simplemente se acostaron juntos y abrazados.

—Pequitas —Habló Terushima volteándose para verle la cara directamente, Yams le observó atento.

Teru tomó aire unos segundos, necesitaba mucha determinación para esto pero es que ya no podía retener más las palabras.

—¿Quieres ser mi novio? —Susurró, mirándole a los ojos, sintiendo sus mejillas colorarse.

Ya había pasado casi un mes desde que todo con Tsukishima. Las cosas cambian, la gente cambia. Yamaguchi había cambiado, había crecido.

Había aprendido mucho.

Como si en un álbum de su vida, con lo que diría, cambiaría de página definitivamente para no volver a voltear nunca más.

—Por supuesto que sí —Dijo acariciando los nudillos del rubio junto a él quien sólo pudo atinar a abrazarle con fuerza. Ese día se durmieron así.

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—No lo sé... ¡Repentinamente estoy demasiado nervioso! ¿Qué sucede sí fallo una nota? ¿O si tropiezo? ¿¡O si vomito en pleno escenario!? —Yamaguchi estaba nerviosísimo repentinamente antes de subir al escenario donde cantaría junto a la banda de Terushima.

Había pasado un mes desde que se hicieron pareja, disfrutaron mucho tiempo juntos desde entonces, mucho cariño y momentos alegres, aveces discusiones que se resolvían luego de hablarlo. Todo iba de maravilla.

Un día Teru le contó que lo único que le faltaba a su banda era un buen vocalista para así completar los integrantes y poder presentarse en ese café donde siempre había pequeños conciertos y que era bastante conocido. Le explicó que el estaba muy muy convencido de que su voz era perfecta para la banda y que realmente debería entrar, Yamaguchi lo pensó por varios días, terminando por aceptar.