FALOFILIA | intenabo.

I | i like big cocks, i can't help it

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───¿Me estás jodiendo?───exclamó el rubio alterado. El flujo acelerado de su excitación parecía haberse cortado de golpe al conocer al pequeño... muy pequeño amigo de su acompañante.

El chico bajó la vista, confundido.

───¿De qué estás hablando?───inquirió, levemente molesto, ya que el menor había decidido pararlo todo en el peor momento. Su erección dolía y el rubio solo se dedicaba a joderle.

───¡Ese jodido tamaño!───gritó Gustabo, rojo de la rabia.───¿No te avergüenza andar con esa miniatura entre las piernas?

El chico abrió la boca, sin embargo, las palabras no salieron de ésta. Necesitaba un momento para procesar lo que sucedía.

───Debes estar jodiéndome tu a mí.───murmuró, frunciendo el ceño. Gustabo apretó los dientes.───¿Miniatura?, ¿En serio?, ¿Qué demonios esperas?, ¿Treinta centímetros?

───Pues tampoco esperaba cinco.

───¡Diecisiete!───exclamó el chico, incrédulo.───¡¿Unos jodidos diecisiete a centímetros no son suficientes para ti?!

El silencio proveniente por parte del menor, fue suficiente para que el chico alcanzara su máximo nivel de vergüenza e indignación. Se alejó con furia del rubio arrodillado frente a su hombría y caminó con pasos desequilibrados hasta su ropa tirada en un extremo de la habitación.

───¡E-espera!───exclamó García, poniéndose de pie precipitadamente. Su acompañante lo miró sin dejar de ponerse su ropa.───Y-yo... eh... p-podría intentar hacerlo contigo.

Un jadeo de exclamación salió de los labios del chico.

───¿Intentar?───inquirió, sintiéndose enrojecer cada vez más.───Vete a la mierda.

───P-pero...───Gustabo se quejó, revolviendo su cabello con frustración.───¡Demonios! No es mí jodido problema el que no cumplas mis expectativas.

───¿Qué clases de expectativas tienes?───exclamó el chico, haciendo una mueca de horror.───Zorra traga pollas.

Gustabo se indignó.

───Quizás si, pero solo pollas grandes, no como la tuya, amigo. Suerte con ese gusanito.───canturreó, empujando al chico fuera de la habitación, sin darle tiempo alguno a agarrar su camiseta ni su cartera, lo cual había sido completamente a propósito, pero su acompañante parecía estar cegado de indignación , ya que no reparó en devolverse por ellas.

Gustabo se recostó contra la madera de la puerta, soltando un suspiro pesado.

───Y yo que creí que por ser extranjero me había ganado el premio gordo.───se quejó para si mismo.───Demonios, realmente es mejor mí vibrador.

El rubio se mordió el labio inferior. Se sentía un poco culpable por herir el ego de su acompañante, pero no podía evitarlo. Simplemente cuando un hombre no cubría aquel especial requisito tan importante para García, éste explotaba.