No matter your race, your creed, your tribe,
Whose nation you defend
With open hearts, open minds, lend a helpin' hand each time,
To the mothers and the brothers and the sisters and the fathers,
Everybody walkin' this land
***
*nota: no creo que mucha gente siga esta serie, pero os pido que le deis una oportunidad aunque no lo conozcais. La serie se llama American Gods y la recomiendo muchisimo
El bar se sumió en un inusual silencio cuando la juke-box se paró. Todas las conversaciones quedaron ahogadas. El ambiente cambió a uno más denso y pesado, dificultando la respiración de los presentes. El suelo pareció temblar, como ocurría antiguamente cuando un grupo de caballos al galope estaba a punto de entrar en el campo de batalla para desatar el desastre. La música volvió a inundar el sitio, pero las voces de los hombres no volvieron a ser alzadas, permanecían expectantes a lo próximo que sucedería. Sus corazones se aceleraron, junto con la respiración, mientras algo primitivo despertaba en el fondo de sus subconscientes. Wednesday sonrió satisfecho sabiendo lo que ocurría.
Por la puerta entró como a cámara lenta una muchacha menuda, pero tan segura de sí misma que hacía que aquellos que estuvieran a su lado parecieran diminutos. Sus botas atizaron el suelo con fuerza, anunciando su entrada. Se paró en el umbral con una ancha sonrisa y vislumbró a su viejo amigo. Antes de ir en su dirección, tocó con cuidado la espalda de uno de los hombres que se encontraban sentados cerca de ella. El aludido se enderezó de repente y como si de una orden se tratara, atizó con el puño a su acompañante, con el que había estado manteniendo una conversación amistosa hasta hace unos instantes. El caos solo había comenzado.
Ella comenzó a andar y tomó asiento frente a Wednesday, justo al lado de un hombre pelirrojo. Sus dos acompañantes la miraron desorientados, como si no comprendieran qué es lo que acababa de suceder.
- Señores, les presento a...
- Regan – Dijo rápidamente, evitando que el anciano dijera su nombre completo.
-Regan, una vieja amiga.
Ella sonrió y estiró el brazo para alcanzar la bebida del gigante pelirrojo que no paraba de observarla con cuidado. Le dedicó un guiño antes de beberse todo el contenido de golpe y apoyar con fuerza el vaso frente a ella.
- ¿Quién coño te has creído que eres?
Parpadeó ante la ofensiva mirada y volvió a fijarse en su compañero de asiento. Un pelirrojo, de medidas inmensurables con una barba terminada en punta. <irlandés, sin duda> pensó para sí misma, antes de acercarse peligrosamente a él y prácticamente recostarse a su lado, sería divertido.
- Que rápido olvidan los hombres su pasado. – Lo miró a los ojos y vio a través de él, llegando hasta su alma.
- Ese al que acorralas es Mad Sweeney y el que está a mi lado, Sombra Moon. Deberás tener cuidado, van conmigo.