⇶Él estaba allí sentado rodeado de chicas lindas. Se sentía tan celoso de ese tipo. Pero cometió un error al preguntar su secreto, pues solo recibió un golpe y el camino abierto a una decisión que lo llevaría al borde de la locura.
Jungkook entraría...
El pelinegro caminaba pesadamente por el pasillo con su ceño fruncido. Estaba enojado y ya no sé quedaría esperando explicaciones, él mismo iría en busca del castaño.
Esa mañana no había dudado en esperar a su novio, y decirle que debía comprarle un sandwich en el descanso. Su madre no le había dado la merienda por estar demasiado ocupada. Y por simple pereza no se había preparado nada él.
Por lo tanto su querido novio debía hacerse cargo de lo que comería esa mañana.
Sin embargo, luego de estar por más de veinte minutos esperándolo en la cafetería. No se había aparecido por ninguna parte. Y llegó al punto de enojarse.
Y es qué, por que lo está a haciendo esperar? Se supone que debían pasar todo el descanso juntos. Y hasta ahora estaba muy solo.
No literalmente, porque las chicas estaban con él. Pero ellas no contaban. Él quería a Jungkook.
Había tenido que caminar por un largo rato, pues el aula del castaño estaba bastante lejos de la cafetería, hasta llegar a donde debería estar el castaño.
Y curiosamente, cuando estaba por entrar al aula, este mismo salió mientras hablaba con una chica. Ni siquiera les dio tiempo de notar que estaba allí. Sólo tomó la camisa de su novio y lo jaló un poco para luego hablar.
— ¿Te olvidaste de que tienes que comprarme merienda? ¡Te he estado esperando desde hace muchísimo! — Se quejó molesto. — Soy tu novio tienes que estar para mí siempre que lo necesite ¿entiendes eso? — Recalcó, sin perder la oportunidad de que la chica esa supiera de su existencia. Aunque dudaba que no lo conociera. Y ni siquiera se había molestado en mirarla.
Muy diferente a como creía que reaccionaria Jungkook, (pero que en realidad siempre era así), este acarició la mejilla con su pulgar al tomar su barbilla y solo sonrió; para luego decirle adiós a la tipa de la cual no vio el rostro.
¿Esa es tu respuesta, malnacido?
Hoseok estaba apunto de gritar molesto y golpear al chico que aún sostenía su barbilla. Sin embargo su ataque fue interrumpido por la boca del otro.
Al sentir los labios de su novio sobre los suyos fue como si metieran una espada de acero caliente en un bote de agua fría. Su cuerpo se relajó y ese ya común cosquilleo se plantó en su vientre y se movió a su entrepierna.
Fue un beso corto, suave y sutil, pues no era momento de comerse la boca fuera del aula. Aunque la verdad le fuera encantado.
— Hobie, lo siento... Sabes que no entregué el informe de Ciencias y el guía nos estaba regañando a mi y a Hyerin. Ella también lo olvidó. — Le contó el castaño sobre sus labios, con un tono bastante bajito.
Jungkook suspiro y volvió a recomponerse, sienpre para darle besitos a Hoseok se inclinaba por los centímetros que los separaban. Eso le encantaba.
— ¿Vamos a comprar tu sandwich? — Preguntó peinando el cabello del otro.
Y Hoseok solo asintió suavemente y tomó la mano de su novio para dejarse llevar de vuelta a la cafetería por él.
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