JUST FOR YOU - todobaku fic.

Malos entendidos y confesiones.

Vió a su amado ser un mar de lágrimas.

Él otro, por su parte, estaba atónito. Creía que sería tal y como antes. Que Todoroki lo dejaría hospedado, solo, con su manojo se sentimientos dentro de sí mismo, rogando por explotar y expresar cuánto lo amaba. Tal y como muchas ocasiones anteriores. Cada que estaba apunto de confesarse, el otro terminaba jugando con su orgullo. Dejándolo abandonado, y buscándolo únicamente para saciar su placer.

Su perspectiva había cambiado cuando lo vió entrar por aquella puerta, dudoso de si hacerlo o de si no, y se percato de que traía una bandeja en manos, dedujo que sería el desayuno.

Todoroki estaba entre el shock y los nervios, sus extremidades se movían tan despacio que parecía estar aterrado de avanzar u oxidado como un robot.

La confusión cada vez era mayor, y ninguno de los dos se atrevía a hablarle al otro.

El rubio por vergüenza y el otro para no hacerlo enojar.

Aún así, se arriesgó.

—Hey, y— ni siquiera llegó a pronunciar tal monosílabo que el otro individuo lo había interrumpido.

—¡CÁLLATE, MALDITO! —Le maldijo, aún teniendo sus ojos aguados por la anterior frustración que, al fin y al cabo, sintió que quedó como payaso al llorarle.

El de cabello bicolor seguía quieto en su lugar, con la bandeja en manos, quería agregar algo más, pero estaba paralizado por el miedo al qué dirá el otro individuo.

De nuevo se volvió a arriesgar a hablar. Sin importarle que fuera callado. Y si eso pasaba, terminaría de hablar sea como sea. —Hay algo que tengo que decirte. —cerró los párpados por unos momentos, suspiró, calmandose ante los nervios que lo calcomían entero.
El de greñas rubias a regañadientes, buscó interrumpirlo. Tenía la corazonada de que desbordaría en llanto. —Te dije que no-—sin embargo, fue interrumpido por un decidido Todoroki.
El mencionado dejó la bandeja sobre una mesa de luz, y se acercó hacia el otro colocándose de rodillas frente a él, alzando su mirada seria y petrificante. Katsuki no entendía nada de lo que estaba pasando. Jamás había sido interrumpido, lo normal, era que él interrumpiera a los demás al hablar y no al revés.

—Recuerdas aquella vez en la que... ¿nos acostamos por primera vez? —El otro frunció su ceño rápidamente, recordar aquello le era una ofensa. —¿Qué se supone que-

—Me confesé.

—... ¿Que hiciste qué? —cuestionó en pleno estado de confusión.

—Me confesé. —reiteró. —Estabas ebrio, pero... tenía la esperanza de que recordaras todo una vez estés fresco... Me disculpo si te ocasioné mal entendidos. Lo hice reiteradas veces y parecías recordarlo al estar en aquél estado. Discúlpame. —Shoto tomó una de las manos del adverso con delicadeza y le depositó un dulce beso.
—No debí de confiarme, debí de ser más valiente... Soy un idiota por causarte todo el mal que no te merecías y crear únicamente mal entendidos para ti. —el chico bajó su mirada, le había entrado un poco de vergüenza. —De hecho, repetiré todo lo que te dije esas veces, si me dejas.

¿Estaba en estado de Shock? ¿Estaba soñando? ¿O era una broma de mal gusto? Lo único que oyó y a lo que prestó atención fue la parte en la que Shoto dijo que se le había confesado. Otra vez había quedado como payaso. Pero, ¿¡quién mierda se le confieza a alguien, y más si esa persona se encuentra en estado de ebriedad!? Katsuki no supo como reaccionar y cómo tomárselo, ¿cómo dejó pasar algo tan especial por alto? Aunque... Mierda, estaba borracho. Debería de dejar de echarse la culpa, puesto a que era inocente... ¿Verdad?
Cuando volvió en sí, estaba luchando por no lagrimear, y es que le era jodidamente inevitable ser tan emocional con las personas que amaba. Sintió en su rostro unas manos ajenas a las suyas, de repente se sobresaltó, pues no se lo esperaba. Eran las manos del heterocromático chico, limpiando sus ojos con sus pulgares ante las amenazantes gotas de agua que querían salir de los cargados lagrimales de un sensible Bakugo.