Pasaban varios días desde aquél encuentro, pero Danny aún sentía el corazón en un puño. Había conseguido el número de Pearcy, y a pesar de que eso se le hacía todo un logro, ahora tenía un problema que no había planeado: nadie a excepción de Brett sabía que él era gay, por lo que cualquier cosa que pudiera hacerse en una cita convencional quedaba automáticamente descartada.
En ese momento estaba en el patio del instituto, almorzando en una mesa de pícnic junto a Stacey, la cual se quejaba del frío constantemente.
—No deberías estar aquí fuera con este clima —le dijo—. Aún te estás recuperando.
—Estoy bien —murmuró, sacando el teléfono del bolsillo —. Además, tengo que ver a alguien.
Mentiría si dijese que había hablado poco con Pearcy. Se había pasado los últimos dos días pendiente de cualquier mensaje que le enviara, y él parecía estar haciendo lo mismo. Hablaban de cosas poco trascendentales, como el clima, los lugares que querrían visitar de mayores, sus hermanos...
A pesar de no haber descifrado las intenciones del rubio, Danny parecía contento con cómo se habían ido desarrollando las cosas. Ambos querían una relación romántica a largo plazo, y a ese punto ya era muy obvio que ambos se atraían, así que ambos pasaban el tiempo recordándose el tiempo que quedaba para el sábado, para esa ya nombrada «primera cita». Por otro lado, gracias a sus chats continuos, el albino había podido descubrir cosas que, de otra manera, no habría logrado. Como, por ejemplo, el tipo de relación que tenía con cada uno de sus hermanos. Por ejemplo, Molly y él no se llevaban del todo bien, mientras que, para su sorpresa, tenía una buena relación con Jasper. Tampoco era como si le hubiese dicho explícitamente esas cosas, pero se podía leer entre líneas.
El último mensaje de Danny aún flotaba sobre la pantalla sin haberse leído: «Quiero hablar contigo, dime algo cuando puedas». Necesitaba decirle todo lo que le preocupaba, y necesitaba que entendiera que aún no estaba listo para que el resto del mundo supiera de su sexualidad. No con esos padres, al menos. Esperaba que no le odiara por querer esconderse.
Justo cuando comenzaba a guardar el teléfono en su bolsillo, vio a Chris caminando hacia él, algo apresurado. ¿Por fin se iba a dignar a hablarle? Por alguna razón, desde la pelea que había tenido con Brett, éste también se había alejado del albino. Danny no quería tener nada que ver con esa disputa, sobretodo después de que Brett le pidiera explícitamente no intervenir, pero no le hacía gracia que uno de sus mejores amigos le estuviese ignorando sólo por una pelea con otra persona.
Se puso en pie, dispuesto a comenzar la conversación, pero Chris se encogió de hombros y avanzó con rapidez hacia la puerta doble que llevaba al interior del instituto. ¿Qué diablos le pasaba? Necesitaba una explicación, nadie se la daba, y eso le estaba empezando a enfadar.
—¿Te has peleado con él? —le preguntó Stacey, obligándolo a respirar hondo para bajar sus nervios.
—Yo no, Brett. —le explicó—. Pero desde entonces él no me habla.
Hubo un silencio que el chico no supo cómo identificar, quizás seco, o quizás incómodo, pero por desgracia su hermana lo rompió con algo peor.
—¿Sabes? —dijo, dando los últimos bocados a su sándwich —. Una vez Claire y Sophie discutieron y ambas me dejaron de hablar. Al final, Rose me dijo que se habían peleado por mi culpa y se sentían mal al verme.
Danny no se había planteado esa opción. No porque no le fuera posible, sino porque le daba miedo la idea de provocar algo como una pelea. Su mente se oscureció durante unos segundos, largos, tensos, y dolorosos. Stacey se percató de ello demasiado tarde, pero intentó arreglar la situación.
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Hierro | El Laboratorio #1
JugendliteraturEn un pueblo perdido de Estados Unidos, la mudanza de una familia un tanto inquietante marcará un antes y un después en la historia de Danny, un adolescente que trata de sobrevivir a su propia vida. DISCLAIMER: Esta historia contiene escenas de vio...