Danny estaba en clase, pero no prestaba atención a nadie. Llevaba puestos los auriculares, y la canción de Party in the USA no paraba de reproducirse una y otra vez. La profesora de música se le acercaba para hablar, pero no podía escucharla, no era capaz de que la música parara. De repente levantó la cabeza, y en lugar de la profesora estaba Molly, queriéndole decir algo sobre sus padres. Todo estaba muy borroso, y de repente se caía al suelo, pero nadie le ayudaba.
Abrió los ojos tumbado en la cama de Brett, algo confuso por el sueño que acababa de tener, y contempló a su alrededor. Ni siquiera sabía qué hora era, pero se sentía como si hubiese dormido cinco minutos. Su amigo no estaba en la habitación, así que pensó en levantarse e ir a buscarlo, pero, de alguna forma, su cuerpo se negaba a moverse. Estaba muy a gusto tumbado en esa cama, y, a pesar de que sabía que no era buena idea, no era capaz de moverse.
Empezó a sentirse adormecido de nuevo. Pensó en descansar los ojos un momento, con la idea de levantarse después, pero en cuanto lo hizo, cayó rendido de nuevo.
Una leve sacudida le despertó. Vio de forma borrosa a Brett, el cual le retiraba algo de la frente. Parecía una toalla húmeda. ¿Había estado todo el tiempo ahí? Ni la había notado. Su amigo le sonrió tranquilo, y le volvió a poner la toalla en la frente, ahora fría y empapada.
—¿Te he despertado? —le preguntó.
Danny trató de enfocar la vista.
—¿Cuánto llevo durmiendo?
—Tres o cuatro horas—dijo, sentándose junto a él en la cama—. No te preocupes, puedes seguir durmiendo. ¿Tienes hambre?
El albino asintió. La última vez que recordaba haber comido algo era el día anterior, en la cafetería del colegio.
—Te traeré algo de comer, pero quédate aquí, ¿vale? —dijo.
Brett se inclinó hacia él, quitándole el termómetro de debajo del brazo. Otra cosa de la que tampoco se había percatado. Su amigo contempló el aparato durante unos segundos y, tras un breve suspiro, dijo:
—Parece que dormir te está haciendo bien. Deberías seguir.
Ni siquiera tenía fuerzas para pensar en lo que sucedería aquella noche en casa, o en si su hermana estaría bien o no. No tenía fuerzas para absolutamente nada, y por eso no trató de levantarse y decidió obedecer a su amigo. Seguramente tenía razón, así que cerró los ojos de nuevo y dejó que el sueño se lo llevara un rato más.
**luego pongo el separador que estoy cansada**
Brett contempló cómo Danny se dormía de forma casi instantánea tras aquella conversación. Realmente parecía al límite. Se quedó allí sentado, mirando cómo el chico respiraba profundamente. En aquellos momentos lo que le preocupaba no era verlo así, sino que en algún momento tendría que volver a casa.
Por suerte para ambos, aquella tarde tenían entrenamiento, lo que alargaría las horas de descanso de su amigo un poco más. Se levantó con tranquilidad, pensando en qué demonios hacerle de comer, cuando su teléfono comenzó a sonar.
Lo sacó del bolsillo, algo asustado por el repentino sonido que había inundado el dormitorio, y huyó hasta el pasillo, tratando de evitar que Danny volviese a despertar. Pensó en ignorarlo, pero, cuando vio que era Chris, se sintió aliviado.
Descolgó la llamada, y antes de que el teléfono hubiese llegado a su oreja, el chico ya le estaba gritando desde el otro lado.
—¡Brett, ¿dónde coño estás?!
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Hierro | El Laboratorio #1
Novela JuvenilEn un pueblo perdido de Estados Unidos, la mudanza de una familia un tanto inquietante marcará un antes y un después en la historia de Danny, un adolescente que trata de sobrevivir a su propia vida. DISCLAIMER: Esta historia contiene escenas de vio...