He perdido la noción del tiempo cuando tomé a Ana entre mis brazos. Su aroma ha vuelto a mí. Y yo no quiero apartarme por miedo a que se vuelva a ir
-Christian...- me aparto solo un poco para mirar sus bellos ojos. Paso mi dedo por su labio inferior y me acerco para besarla cuando ella se aleja
-No me rechaces Ana, por favor...
-Necesitamos hablar
-Quiero besarte mi amor... deja que lo haga
-Si te beso después no querré parar Christian y sabes a lo que me refiero
-Yo tampoco querré parar... te necesito Ana, necesito sentirte de nuevo conmigo
-Christian... tenemos que hablar... a solas- miro a la puerta y los veo a todos
-Comprendo... podemos ir al Escala, podemos quedarnos aquí... tú decides
-No, tiene que ser en territorio neutral... quizás podamos ir a cenar a algún sitio tranquilo- ¿cenar? ¿Anastasia quiere comer ahora? Me quedo pensando un momento hasta que digo...
-¿Witness bar?
-Si, lo que tú quieras- me responde
-Dame un segundo, voy a buscar las llaves del auto y el celular- le doy un rápido beso
-No te vayas por favor- le suplico
-No me iré. Aquí te espero- camino despacio y me doy vuelta para comprobar que sigue ahí. Todos están de vuelta en el comedor. Mamá es la primera en hablar
-Christian...
-Por favor... ahora no, no quiero que Ana lo piense demasiado y quiera irse de nuevo. Yo vuelvo... después... necesito estar con ella ahora mismo- respiro de nuevo cuando salgo y Ana esta parada todavía en la entrada. Tiene los brazos alrededor de su cuerpo. La abrazo fuerte
-¿Tienes frío?
-Un poco...
-Déjame ayudarte- me pongo delante de ella y la envuelvo con mis brazos mientras paso mis manos por arriba y por debajo de su espalda. Puedo notar como la tensión de su espalda va desapareciendo... como deseo besarla, pero ella no me lo ha permitido. Vuelvo a abrazarla fuerte cuando siento sus brazos alrededor de mi cintura.
-Ana... te he extrañado tanto
-Lo sé Christian...
-¿Pasó un poco el frio?- la miro
-Si, gracias
-Vamos...- en el camino no cruzamos palabra y por suerte el lugar no está muy lleno. Nos sentamos en el fondo del local y ordenamos algo de comida. Odio que Ana haya cambiado su color de pelo. El rubio no es para ella. ¿se lo debo decir?
-¿No te gusta el rubio verdad?- dios, ella me conoce mejor que nadie
-No, no es color que mejor te queda
-Si quería trabajar contigo no me quedaba otra
-¿Por qué querías trabajar conmigo?
-Después de los primeros días, pasada la rabia, tenía necesidad de ti
-¿Necesidad de mí?
-De verte, de saber que a pesar de todo estabas bien... no pensé encontrarte tan...
-¿Destrozado?
-Si...
-Me lo merezco Ana... merezco estar sumergido en este dolor