Capitulo 4

94 14 2
                                    


Capitulo 4

- Parece que la zorra tiene un cliente especial. - dijo un tipo que trabajaba para "el cerdo mayor". Este, era el cerdo número dos. La agarro fuerte del brazo y la levantó. - Se viene conmigo. - salió de la habitación y comenzó a caminar por el pasillo.

- ¿Qué?, ¿A dónde me lleva? - preguntó asustada, aun temblando.

- ¿Qué tanto hizo para cautivarla de esa manera, ah? - preguntó el cerdo número dos, divertido, sin mirarla. Caminaron al final del pasillo. Ella se dio cuenta de que iban al sótano. En la puerta se encontró con el cerdo número tres, quien traía agarrada a su amiga. Ellas se miraron a los ojos haciéndose preguntas con la mirada. Abrieron la puerta y bajaron.

- Me dijeron que era una mujer de mucho dinero. - dijo el cerdo número tres a su compañero, mientras caminaban.

- Millonaria- le respondió número dos. Al tiraron a sus colchones.

- ¿Qué hizo la zorra para cautivarlo de esa manera? - dijo mirando a la 17.

Comenzaron a caminar a la salida, al salir cerraron con llave como siempre. Al ver que salieron, Paulina se levantó y se acercó a su amiga, quien estaba en el colchón de al lado.

- ¿Estas bien? - abrazándola.

- Estoy bien, ¿Vos? - respondiendo al abrazo.

- También. - se miraron.

- ¿Me explicas que fue todo eso?, ¿De qué hablaban? - dijo Emilia.

- No sé, fue todo muy rápido. La verdad no tengo idea. – dijo Paulina confundida.

- Hablan de alguien millonario, ¿Un cerdo conocido? - le preguntó. Paulina se dio cuenta de lo que estaba pasando.

- Claro, la señora Riquelme. - susurró.

- ¿Una señora? ¿Qué? - no había escuchado bien. Paulina la miró.

- Una mujer, María José – Paulina le contó todo con lujo de detalle.

- Okey, ¿Y yo donde entro en todo esto? - preguntó Emilia divertida.

- Yo le hable de vos, "La número 18". Al parecer pagó el resto de la noche para la dos. - dijo mirando la puerta. - No la conozco y ya me cayó bien. - dijo Emilia riendo.

- No importa. No va a pagar por siempre, ya no va a volver así que no te hagas ilusiones. - le reventó la burbuja enseguida. Emilia la miró.

- ¿Dónde quedó la Paulina optimista que luchaba contra el mundo por lo que quería, eh? -pregunto mirando seria a su amiga, ya no la reconocía.

- Esa Paulina se murió apenas entramos a este lugar. - dijo mirando sus manos abajo.

- Tengamos fe amiga, esa mujer puede ser nuestra salvación. - dijo su amiga tomándola de los hombros.

- Necesitamos un milagro para salir de acá, no quiero que te ilusiones. - se miraban a los

ojos.

- La esperanza es lo último que se pierde. - se encogió en hombros, Paulina rio sin ganas. - Se que va a volver. - la abrazó. "Ojalá", pensó Paulina, pero decidió no hacerse ilusiones.

- ¿Dormimos? - le preguntó la morena.

- ¿Juntas? - preguntó Emilia con las manos juntas y haciendo pucherito. Paulina rio y asintió. Se

acostaron y taparon en el mismo colchón.

- Buenas noches, amiga. - dijo Paulina. Emilia se sorprendió, pues su amiga ya no decía eso, ni buenos días. Ella decía que ni las noches ni los días eran buenos ahora.

SálvameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora