MI QUERIDO ALPHA ⋆.˚ 𝐓𝐎𝐌𝐀𝐑𝐑𝐘

18

Me sonrojo con sólo encontrarme con esos bellos ojos rojizos. Tom me mira con una leve sonrisa dibujada en su hermoso rostro.

Pero.

—Lo lamento Tom. —me separo del agarre.

Aprieto mis labios. Vaya que tenía que arruinar mi momento perfecto para algo romántico, —¿Qué estoy diciendo? ¡Estoy desperdiciando mí oportunidad de estar con él!—.

Después de un par de semanas sin habernos visto, que por cierto, fueron los días más largos de mí vida. Por obviedad, su celo terminó y no pude hacer nada para ayudarlo en ese entonces, ahora yo estoy...

—¡Agh! —mis rodillas me traicionan y hago un desbalance. Seguro caeré.

—¡Harry! —siento mi cintura y mi hombro siendo sostenidos por los brazos de Tom. Veo que expresa preocupación— ¿Estás bien Harry? Hablame, por favor...

—Yo... Perdóname Tom, lo heché a perder.

Entrecierro mis ojos, pero me percato que Tom comienza a olfatearme desde mi cuello, —¡No, lo notó! ¡Debo levantarme y alejarme lo más que pueda de un alfa!—. Quiero moverme, pero me siento débil y con muchas ganas de aparearme.

—Harry, ¿Entraste en celo, verdad? —me cuestiona Tom y asiento con la cabeza.

Sus ojos radian brillo que me provoca, —¡Quiero besarlo! Pero no puedo—. El aroma de Tom es como una droga para mí.

—Huele a omega... —dice un estudiante.

—El chico de anteojos está desprendiendo mucha feromona... —dice una chica alta.

—Yo también lo huelo ¿De casualidad estará en celo? —dice un chico de último año.

Todos los alfa de Hogwarts se juntan mirándome como sí yo fuera su cena.

Jamás había estado en celo, por lo que no tengo idea de cómo controlar mis feromonas. Me es difícil y más si me encuentro muy nervioso frente al alfa del que me enamoré.

—D-Debo irme, T-Tom... —aprieto más mis labios.

—Hay muchos alfa Harry. —me dice soltando un gruñido mientras él mira desafiante a los demás alfa que pretenden acercase— Te llevaré a un lugar más seguro.

Tom me abraza como sí fuese una princesa de cuentos con sus brazos, yo me sostengo rodeando su cuello y cubro mi rostro en su pecho. Me siento avergonzado de que todos continúen mirándome raro.

Y sin más, salimos del salón de baile.