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Mis ojos se hacen grandes en el instante que entran en contacto con aquellos orbes rojizos.

—T-Tu... —tartamudeo.

—¡No vayas hacia allá! ¡Sígueme!

—¡Pero mis amigos!

—Ellos estarán bien.

Corrimos y pronto nos encerramos en el baño de niños. La calma llegó en el momento que dejamos de escuchar esos frívolos pasos.

Jadeamos cansados por haber corrido y bajado escaleras.

—Eres Tom Riddle ¿Cierto? —le pregunto por fin al alfa.

—Si, soy yo. ¿Cómo es que lo sabes?

—Bueno... —saco el diario de mi túnica— Esto es tuyo.

El azabache no dice nada, sólo asiente levemente. Lo agarra y lo guarda, ambos nos mantuvimos callados sin mencionar ni una sola palabra, hasta que decidí mirarlo de reojo; mala decisión. Mi pecho duele a su expresión, el azabache se mantuvo distante de mí, como sí yo apestase a basura o algo, eso me hierve la sangre, por qué había escuchado un artículo que la tía Petunia había leído acerca de los omegas, —sólo para hacerme sentir mal—, los omegas son discriminados y no tienen mucho apoyo por aquello que llaman celo. Lo sabía hasta en Hogwarts también existen los estudiantes que discriminan, sólo por ser un omega. Sí tan sólo fuese alfa o beta, todo lo demás sería distinto.

Me acerco a él con el ceño fruncido. Ya estaba cansado de que nadie pudiese ser considerado conmigo, sólo por ser un omega.

—¡A-Alejate de mí! —me grita, su voz suena entre cortada y desesperada.

De repente percibo un aroma muy fuerte a menta. Lo miro y pronto me doy cuenta de que quien está verdaderamente en celo, es Tom.








MI QUERIDO ALPHA  ⋆.˚  𝐓𝐎𝐌𝐀𝐑𝐑𝐘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora